General Motors también apuesta por el 100% eléctrico: adiós al Cadillac ELR y hola al nuevo Chevrolet Bolt

General Motors también apuesta por el 100% eléctrico: adiós al Cadillac ELR y hola al nuevo Chevrolet Bolt
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Finalmente, el Cadillac ELR no explotará demasiado la actualización que se había anunciado para este año, ya que esa "gran decepción" que fue el ELR para Cadillac se ha traducido en la muerte del modelo, según informan en la revista Hybrid Cars, citando al director de Comunicación de Producto de Cadillac, David Caldwell.

En todo el año pasado, se vendieron en Estados Unidos 1.024 unidades del ELR, en comparación con las 15.000 unidades que colocó el Chevrolet Volt. Y esto, tras la rebaja de precio del ELR, de nada menos que 9.000 dólares (unos 8.000 euros, al cambio) en una berlina eléctrica de autonomía extendida que costaba inicialmente 75.000 dólares (67.000 euros, aproximadamente).

Era un hecho anunciado que el ELR acabaría sus días pronto, por lo que ahora únicamente queda contextualizar este final de producción en el escenario de progresiva electrificación que llevan a cabo los fabricantes. Si incluso General Motors se ha puesto las pilas para reducir la dependencia energética del petróleo, esperemos a ver movimientos parecidos en el resto de los fabricantes occidentales durante los próximos tiempos.

Chevrolet Bolt, aprendiendo de la democratización

Chevrolet Bolt
Este adiós del eléctrico de autonomía extendida en un fabricante como General Motors es indicativo de una tendencia a saltar pasos intermedios entre la automoción de combustión y la automoción eléctrica.

Ya sabemos que a finales de año llegará a Estados Unidos el Chevrolet Bolt. Se trata de un vehículo totalmente eléctrico, sin asistencias a la batería con motores de combustión, como tenía el ELR, cuyo precio se ha anunciado como "asequible". En pocas palabras, es la respuesta de General Motors a los modelos eléctricos actuales de Nissan y Renault, BMW y Daimler, más los que llegarán desde Volkswagen AG de la mano de Audi.

Ahora, la cuestión está en saber cómo se financiarán las infraestructuras necesarias para permitir que los vehículos eléctricos puedan avanzar en la línea que persiguen los fabricantes. El modelo de Tesla, con puntos de recarga sufragados por la marca, no parece ser asumible al cien por cien por el grueso de los fabricantes, embarcados como están en la transición de un modelo energético que durante más de un siglo les ha dado tantos beneficios como inercias.

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