Después de unos años incentivando la utilización de la fibra de carbono, especialmente para lograr reducir la masa de sus modelos eléctricos, BMW parece que ha tocado techo con este costoso material. Y si el año pasado hablaban de triplicar la producción proveniente de sus socio SGL, ahora no ven con tan buenos ojos seguir apostando por el material.
El problema para el fabricante alemán estriba en rentabilizar esa inversión, lo que tiene mucho que ver con las ventas de los modelos eléctricos que se nutren en buena medida de la fibra de carbono. Y es que aunque la perspectiva de ventas del BMW i3 sigue una tendencia positiva, se antoja insuficiente para soportar una inversión mayor con la fibra de carbono en la misma ecuación.
Evidentemente, en BMW ven la parte positiva de todo esto. El problema es en realidad una oportunidad para incluir otro tipo de materiales ligeros en el desarrollo de sus próximos modelos, especialmente los que monten una motorización eléctrica. De este modo, el jefe de producción del fabricante alemán, cree que la cuestión de aportar más ligereza a su división elécrica no reside en un solo material, sino en la combinación de varios.
En ese sentido, están dispuestos a invertir hasta 20 millones de euros en un nuevo centro de investigación especializado en materiales ligeros, y combatir así los 16 euros por kilo que cuesta en estos días la fibra de carbono.
Entendemos que estas decisiones son también coletazos de la relevante reunión de la cúpula de BMW el pasado mes, en la que trataron sobre su estrategia para con la movilidad eléctrica. Por lo que parece, y este recule con la fibra de carbono contribuye a que continuemos pensándolo, en BMW no tienen demasiada prisa por acelerar sus planes.
Vía | Automotive News Europe
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