Este coche os resultará familiar, porque es el primo norteamericano del recién presentado Opel Astra Sedán. Se llama Buick Verano, de hecho se lleva vendiendo meses al otro lado del Atlántico, y siempre con motores de cuatro cilindros. Los 4-pot ya no son lo que eran, ahora hasta reemplazan a los V6.
Mientras que la versión europea no pasará de momento de los 140 CV, para Norteamérica tendrán una versión tope de gama que hace babear. Motor 2.0 ECOTEC Turbo de 250 CV, con 353 Nm a 2.000 RPM y encima con cambio manual o automático. Así cualquiera se olvida de un perezoso V6 atmosférico de los de antes.
Se empezará a vender a finales de año. Con este nivel de potencia, Opel bien podría tener un Astra Sedán OPC, pero para eso habría que vestirlo con ropa deportiva. En el Buick no hace falta, con una chapa en el maletero es suficiente. Ese motor lo ofrecen en Europa, pero para el hermano mayor, el Insignia, en versiones no-OPC.
Podremos recibir la excusa de que en Europa, estando la gasolina al precio que está, a 1,8 euros/litro en algunos países, un coche como estos tiene poco sentido en el segmento C. Muy bien, ofrezcan la posibilidad de que funcione con GLP de serie, y si se promociona como Dios manda, se los quitarán de las manos.
Y si no, en mercados como el inglés, el sueco o el alemán, estos coches tendrían sentido aunque no tengan la pintura de guerra de los OPC. Ponerse a 100 km/h en poco más de 6 segundos no tiene por qué ser patrimonio exclusivo de los coches de más de 30.000 euros.
La buena noticia es que el chasis del Astra, que tiene eje trasero por timonería de Watt, y sin ser OPC, puede perfectamente con este motor. El comunicado de prensa de Buick no hace referencia alguna a modificaciones en la suspensión ni en otro sentido. Con el FlexRide bastará. Ni verano azul ni gaitas, que sea turbo con la “T” roja, por favor.