Ya a finales de 2018 la Comisión Europea determinó que ninguna digitalización de nuestra sociedad será posible sin una conectividad de alta velocidad, segura e inteligente, pero decidió decantarse por el WiFi como el nuevo estándar para la comunicación entre los coches conectados antes que el esperado 5G.
Una posición que esperaba encontrar reticencias, y de hecho, los dos principales partidos políticos en España se han puesto de acuerdo para apoyar el uso del 5G: tanto el PSOE como el PP consideran que el estándar 5G debe formar parte del futuro de los vehículos conectados, alineándose con fabricantes como Ford, BMW, PSA o SEAT y poderosas empresas como Telefónica.
Según explica Europa Press, ambos partidos se han posicionado a favor del 5G durante un debate organizado por Adigital sobre los retos de la economía digital. De forma contundente, el secretario de Estado de Avance Digital, Francisco Polo, ha asegurado que "España va a apostar por el coche conectado con el 5G, nos tengamos que enfrentar a quien nos tengamos que enfrentar".
Polo ha justificado su posición argumentando que el 5G es más seguro que el WiFi y que permitirá a España ser puntera en esta tecnología, pues los "principales operadores españoles han hecho una gran apuesta".
Por su parte, el diputado del PP Guillermo Mariscal ha apelado a un acuerdo entre el sector privado y el sector público, pero ha pedido no renunciar al 5G por el hecho de que la Comisión no esté de acuerdo.
Lo cierto es que una de las ventajas que ofrece la tecnología 5G frente a la 4G es su mayor ancho de banda y su baja latencia; es decir, el tiempo que tarda la red en responder a una orden, y eso puede ser muy positivo para el coche conectado, pues rebajará sustancialmente el tiempo de reacción.
Imagina que un vehículo conectado y autónomo recibe tarde una señal, se ve reducido su alcance de visión o 'se queda sin cobertura'. De hecho Europa está desarrollando un corredor digital 5G para que esto no ocurra.
La inversión de las empresas en el 5G, uno de los principales argumentos para defenderlo
En la batalla que se libra en Bruselas sobre cuál debería ser el estándar de la tecnología de la conectividad está en juego cómo se conectará el coche conectado -valga la redundancia- y sobre todo si Europa podrá hacer frente a la hegemonía de China en este terreno.
En este aspecto Europa se está poniendo las pilas, literalmente, para empezar a producir baterías para coches eléctricos y dejar de depender así de China y Estados Unidos.
"Ya hemos perdido el tren de las baterías y no podemos perder el del 5G", asegura al respecto el responsable de Finanzas e IT de Porsche, Frank Mesche.
Mientras que la comisaria de Transportes, Violeta Bulc, impulsó hace unas semanas una norma no vinculante que imponía la tecnología C-ITS basada en la red WiFi, el vicepresidente de la Comisión, Andrus Ansip, se posicionó a favor del 5G y del sistema C-V2X.
La industria europea argumenta que el WiFi es una tecnología que se desarrolló hace una década y más pobre en términos de seguridad, rango y latencia si la comparamos con el 5G, mientras que las concesionarias alemanas, alineadas con la Comisión, consideran que el WiFi permite una buena interacción entre la infraestructura y los vehículos.
La pregunta es, ¿qué podría hacer que el PSOE y el PP se pongan de acuerdo en algo? Como hemos comentado antes, básicamente el papel de Europa en materia tecnológica y del coche conectado ante competidores tan potentes como Asia, y sobre todo la inversión que está llevando a cabo la industria en el 5G.
Como ejemplo más reciente encontramos la alianza entre SEAT y Telefónica para desarrollar su coche conectado, que ha circulado por Barcelona para recolectar datos y trabajar en el plan de desarrollo de la seguridad durante su conducción.
Además, cada vez son más los fabricantes que apuestan por fábricas conectadas, como BMW, PSA, Ford, Audi, Nissan, Renault mientras que el coche conectado se impone como tendencia. Escoger el WiFi será un duro golpe para la industria.