Se llama Maeve Lily, nació el 9 de septiembre de 2021 y en el Hospital Paoli de Philadelphia (Pensilvania, EE.UU.) la conocen como el 'bebé Tesla'. Y es que esta pequeña nació en un coche de la marca californiana con el Autopilot activado.
El avanzado piloto automático de Tesla, que acaba de lanzar su versión Full-Self Driving Beta 10.7, permitió que el conductor, marido de la mujer que dio a luz a esta niña en el coche, pudiera prestar más atención a su esposa durante el periplo hasta el hospital.
Si bien esta tecnología ha estado en el centro de la polémica en no pocas ocasiones, esencialmente porque se ha lanzado aún en versión beta y por tanto los usuarios hacen las veces de beta-testers, en este caso ha sido muy útil.
Una decisión imprudente, aunque el Autopilot hiciera su parte
El 9 de septiembre, cerca de las 20:00, Yiran Sherry comenzó a sentir las contracciones y poco después rompió aguas. Así que, según recoge Philadelphia Enquirer, su marido, Keating Sherry, preparó el coche, y montó en el Tesla a su otro hijo y a la propia Yiran.
El problema es que al llegar a Lancaster Avenue se encontraron con un estupendo atasco. Mientras, las contracciones de Yiran cada vez eran menos espaciadas y se retorcía de dolor.
Lo más lógico es que hubiera detenido el coche, aunque Keating argumenta que no podía hacerlo ante el volumen de vehículos, a lo que se sumaba su ansiedad por llegar al hospital cuanto antes.
Así que optó por activar el Autopilot, aunque siguió agarrando el volante con la mano izquierda mientras con la derecha sujetaba la de su esposa e iba atendiéndola como podía.
De esta manera el coche continúo circulando sin que él prestara una atención total en la carretera y, afortunadamente, el sistema operó bien. El trayecto hasta el Hospital Paoli solo duró 20 minutos, pero Maeve Lily no se hizo esperar, pues nació en el mismo automóvil antes de llegar a destino.
Allí, el personal médico atendió a la madre, ya con Maeve Lily nacida al mundo, y le cortaron el cordón umbilical aún cuando estaba dentro del automóvil. 'Está sana. Felicidades', comentó el pediatra a la pareja.
Madre e hija estuvieron ingresadas varias horas, y la historia corrió rápidamente entre el personal sanitario: a Maeve Lily se referían como "la bebé Tesla" y a la madre siempre la preguntaban si era ella la que dio a luz en el coche.
Tan agradecida está la pareja con su Tesla y el Autopilot FSD, que por un momento se plantearon llamar a la niña Tess, aunque al final optaron por el nombre que ya habían escogido previamente, que es el de un personaje de la novela 'The Dutch House', de Ann Patchett. Ambos leyeron el libro durante la cuarentena.
La tecnología nos hace la vida más fácil al volante, pero los coches no conducen solos aún
Este capítulo con feliz final, y aunque no fuera prudente por parte del conductor, viene a demostrar que las tecnologías de conducción asistida pueden ser eficaces, aunque quede camino por recorrer para llegar a la prometida conducción autónoma.
Y es que el Autopilot de Tesla es aún de Nivel 2 (SAE), por lo que obliga a mantener en todo momento la atención en la carretera y las manos en el volante.
Es cierto que Keating no cumplió esta máxima, pero también lo es que no tuvieron percance alguno durante el trayecto al hospital. Pese a ello fio todo a una tecnología que aún sigue en desarrollo.
Hay que recordar que el sistema de Tesla ha introducido recientemente la conducción en ciudad, por lo que es capaz de identificar semáforos o señales de Stop y reaccionar ante ellos.
Esta tecnología no es precisamente barata: en España, si se quiere equipar un modelo de la marca con el Autopilot FSD, que se traduce como conducción autónoma total aunque no lo sea, supone un extra de 7.500 euros.
Hasta hace unos meses el Autopilot FSD de Tesla era el más avanzado del mercado, pero Mercedes-Benz ha adelantado a la marca norteamericana por la derecha con su Drive Pilot, que se equipará de momento en los modelos Clase S y EQS.
En la clasificación SAE esta tecnología ha sido calificada de Nivel 3, pues además de asumir las labores básicas del manejo del vehículo, puede monitorizar el entorno para saber cómo responder ante ciertos imprevistos, por lo que sí permite conducir sin las manos en el volante.
Si bien estos sistemas no se han generalizado, muchos coches actuales, y de tipo generalista, ya disponen de sistemas de asistencia a la conducción que pueden reaccionar allí donde el conductor puede fallar. Como por ejemplo la frenada automática de emergencia o el control activo por cambio de carril involuntario.
En definitiva, la tecnología ya está empezando a llegar donde hace unos años era impensable. Y aunque lo más prudente hubiera sido detenerse, tomada la decisión, este mismo trayecto sin un sistema como el de Tesla habría sido mucho más peligroso aún.
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