En Estados Unidos los coches grandes gustan por encima de la media. Los SUV grandes (o gigantes), los todoterreno y las pick-up tamaño XXL son los coches que se ven con mayor asiduidad al otro lado del charco, y esto puede tener consecuencias fatales para los peatones.
Sí, como lo oyes. Según un estudio de Detroit Free Press y USA Today Network, este tipo de vehículos matan entre dos y tres veces más peatones que el resto de coches convencionales y es un hecho que parece estar empezando a calar entre las autoridades quienes hasta ahora no han hecho nada para remediarlo.
Las valoraciones de seguridad en atropello no existen para la NHTSA
Las cifras del estudio hablan de 6.000 peatones al año muertos por atropello en 2016 (un incremento del 46% desde 2009), con la mayor concentración en ciudades de más de 200.000 habitantes con Detroit a la cabeza, seguida de Newark, Miami, Tampa, St. Louis y Phoenix.
Detroit Free Press cifra en un significativo incremento del 69% los fallecidos en atropellos con un solo vehículo implicado desde 2009 hasta 2016. De hecho, la propia National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA) alertaba en 2015 sobre que uno de cada tres peatones atropellados en EE.UU. era arrollado por un SUV o una pick-up, agrupando un 40% de los fallecidos por atropello, lo que sugiere unas lesiones de mayor gravedad.
Cuando decimos que las autoridades no se han preocupado lo suficiente por la seguridad de los peatones es porque sencillamente no lo han tenido en cuenta. La NHTSA que en muchos casos es toda una referencia preocupándose por la seguridad de los ciudadanos no incluye los atropellos a peatones en sus pruebas de choque para la clasificación de los vehículos.
Hasta ahora la NHTSA sí que ha incluido todo tipo de estudios de impacto en los vehículos comercializados en Estados Unidos, incluyendo vuelcos, pero los atropellos los han dejado al margen. Esta falta de celo por parte de la NHTSA ha inducido a los fabricantes a no preocuparse por cómo dañan sus vehículos a los peatones en caso de atropello y, por consiguiente, no se han tomado medidas para mitigar las lesiones en caso de producirse.
En Europa pasa todo lo contrario. Cuando un vehículo nuevo sale al mercado Euro NCAP evalúa cómo se comporta en caso de accidente ateniéndose a cuatro apartados principales: protección de ocupantes adultos, protección de ocupantes infantiles, protección de usuarios vulnerables (peatones y ciclistas) y las ayudas a la conducción.
Con la valoración en estrellas Euro NCAP como parte fundamental de los argumentos de venta de los coches en Europa, los fabricantes se afanan por cuidar (entre otras cosas) que un peatón sufra las menos lesiones posibles en caso de atropello. Por ejemplo el radiador del SEAT Ateca va colocado a ras de los bajos, para que al chocar contra el ángulo superior un peatón no sufra el impacto de un elemento rígido.
Ahora bien, esto no quiere decir que los SUV americanos tengan la culpa de los fallecidos por atropello, sino que son un factor agravante que se añade a la conducción distraída o bajo los efectos de sustancias que disminuyen la capacidad al volante, condiciones directamente ligadas con este tipo de accidentes.
De los casos recogidos por este estudio se desprende que los fallecidos por atropellos de las grandes pick-up americanas o los SUV son entre dos y tres veces superiores que si son golpeados por un coche, lo que estaría forzando a la NHTSA a incluir entre sus valoraciones la puntuación de la seguridad de peatones.
En principio esta medida podría haber empezado a tener efecto en 2019 pero no va a ser así. La NHTSA no ha explicado a qué se debe el retraso pero todo apunta a que las marcas norteamericanas podrían haber presionado en contra para que los plazos fueran más permisivos.