Saber cómo actuar correctamente en caso de presenciar un accidente en carretera es crucial, ya que una ayuda efectiva y a tiempo puede propiciar que las consecuencias para las víctimas sean las mínimas posibles.
Mantener la calma en una situación tan compleja y estresante como un accidente de tráfico no siempre será fácil, pero es esencial en estos casos. Además, se ha de actuar con celeridad, precaución y siempre siguiendo el protocolo PAS, cuyas siglas significan: Proteger, Avisar y Socorrer.
Cómo proceder en caso de presenciar un accidente de tráfico
Siempre que sea posible, actuar en los minutos que transcurren inmediatamente después de un siniestro es fundamental para las víctimas. Para cualquier tipo de actuación inicial ante cualquier emergencia, la conducta o protocolo PAS (Proteger, Alertar, Socorrer) es la establecida a nivel internacional.
Este protocolo, se define como las primeras actuaciones que tendrán como objetivo la protección en el escenario, la alerta a los servicios de emergencias y solo tras lo anterior, y si tenemos los conocimientos adecuados, centraremos nuestra atención en socorrer a los heridos o los acompañaremos hasta que llegue la asistencia.
1. Proteger
Si nos encontramos con un accidente de tráfico lo primero que hemos de hacer es proteger a las personas que se hayan visto involucradas, pero sin olvidarnos que también debemos protegernos a nosotros mismos. Para ello, pararemos nuestro vehículo en un lugar seguro para evitar más percances a otros conductores.
Mejor (y solo si es posible y si hemos visto el accidente con la antelación necesaria) si tenemos la posibilidad de parar antes del lugar del accidente y fuera de la calzada, pero insistimos en que lo primordial es parar con seguridad. Una vez detenidos en lugar seguro para nosotros y el resto de conductores, tendremos que hacernos visibles.
Para ello, activaremos las luces de emergencia o los warning del vehículo, colocaremos en el vehículo la señal luminosa V-16 y nos pondremos el chaleco reflectante antes de bajarnos. Si es necesario por ejemplo, debido a condiciones climatológicas adversas o si es de noche, dejaremos encendidas también las luces de posición y/o de cruce.
Con objeto de señalizar el accidente y hasta que sean sustituidos definitivamente por las nuevas señales luminosas en 2026, podremos colocar los triángulos de emergencia como corresponda según el tipo de la vía, pero no es recomendable salir del vehículo a disponer los triángulos si para ello hay que caminar por el arcén o por uno de los carriles de la vía.
En este sentido, cabe recordar que en una carretera de doble sentido el conductor deberá colocar dos triángulos de emergencia: uno por delante y otro por detrás del coche, a una distancia mínima de 50 metros del vehículo y de forma que cada uno sea visible al menos desde 100 metros de distancia. En autovía o autopista tan solo es necesario poner un triángulo por detrás del vehículo, que deberá estar separado 50 metros del coche y ser visible para el resto de conductores a 100 metros de distancia.
Mucha precaución a la hora de colocarlos, pues por los nervios o la prisa por querer actuar rápido y bien, podemos despistarnos: no perdamos de vista el tráfico.
No debemos olvidar que no se ha de modificar el estado de los vehículos o de las víctimas, al menos que ello suponga un peligro para la circulación o para las propias víctimas.
2. Avisar
Debemos ser conscientes de la importancia que tenemos al ser el primer testigo, como elemento indispensable para activar de manera eficiente los servicios de emergencia.
Una vez el escenario del accidente esté protegido y correctamente señalizado, hemos de avisar a los servicios de emergencia llamando al 112, aunque también se pueden utilizar otros teléfonos como el de la Guardia Civil (062) o el de la Policía Nacional (091).
Hay que ser breve y conciso a la hora de transmitir los datos. Lo más recomendable es que antes de llamar, nos hayamos tomado unos segundos para observar la situación. Cuantos más detalles podamos aportar en nuestra llamada, mejor: en qué carretera nos encontramos, a qué altura y en qué sentido (creciente o decreciente), si hay heridos y si sabemos de qué consideración, etcétera.
La información más veraz y completa posible facilitará la labor y la respuesta de los servicios de emergencias, que podrán atender a las víctimas más rápidamente a su llegada.
3. Socorrer
Para socorrer no basta solamente con ser solidario y tener buena voluntad, sino que es necesario conocer y aplicar una serie de conocimientos de primeros auxilios, técnicas y aptitudes.
Por eso una actuación precipitada o desde el desconocimiento de las técnicas adecuadas, podría agravar el estado de las víctimas y provocar secuelas irrecuperables.
Si no se sabe qué hacer, lo mejor es no hacer nada más que acompañar a las víctimas hasta que lleguen los servicios de emergencia. Si por el contrario, tenemos unas nociones básicas de primeros auxilios, actuar con cautela lo es todo.
Antes de realizar cualquier maniobra de rescate en el escenario del accidente, es necesario realizar una valoración de su seguridad propia y de los accidentados para evitar convertirnos en “el rescatador rescatado”.
A menos que exista un riesgo muy alto de muerte (como por ejemplo por incendio o ahogamiento), no es recomendable mover a los heridos ni sacarlos de vehículos inestables.
En caso de ser un motorista el accidentado, no se le ha de quitar el casco (a no ser que haya vomitado). Tampoco han de arrancarse objetos que se hayan podido clavar a las víctimas, ni proporcionarles comida, bebida o cualquier tipo de medicamento.
Lo que sí podemos hacer, es proteger a las víctimas del frío, aflojar alguna de sus prendas si es posible y preciso o comprimir una herida que sangra de forma abundante.
La omisión de socorro es un delito grave tipificado en nuestro Código Penal
Si al aproximarnos a un accidente en carretera observamos que los servicios sanitarios y/o de emergencias ya se han personado en el mismo, hemos de continuar nuestra marcha con precaución, pero nunca nos detendremos a observar lo que está ocurriendo.
El efecto mirón, o pararse a observar un siniestro vial desde el coche, es un acto que tiene muchas consecuencias: desde la esfera de la ética y la moral hasta la de la seguridad vial, pues es una imprudencia que puede provocar otro accidente, o accidentes en cadena.
Por otra parte, debemos recordar que si presenciamos un accidente y somos los primeros en llegar al mismo, nuestro deber es atender a las víctimas. No hacerlo es incurrir en omisión del deber de socorro: un delito grave recogido en el artículo 195 de nuestro Código Penal, que se castiga con pena de multa de tres a doce meses. En las mismas penas incurrirá el que no pudiendo prestar socorro por sí mismo, no pida auxilio a otros.
Además, si la víctima lo es por accidente causado fortuitamente por el que omitió el auxilio, la pena será de prisión de seis meses a 18 meses y si el accidente se debiera a una imprudencia, la pena de prisión será de seis meses a cuatro años para el imprudente.
Según el artículo 196 del Código Penal, los profesionales que estando obligados a ello denegasen asistencia sanitaria o abandonasen los servicios sanitarios cuando se derive riesgo grave para la salud de las personas, además de ser castigados con pena de multa de tres a doce meses, la sanción conllevará la inhabilitación especial para empleo o cargo público, profesión u oficio por un tiempo de seis meses a tres años.
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