Ahora que los vehículos impulsados por energías alternativas a los combustibles fósiles se están popularizando gracias al impulso que están dando las marcas a este tipo de motorizaciones nos llega un problema derivado. Cuando bajamos la dependencia del diésel y la gasolina para movernos y se vende menos zumo de dinosaurio los ingresos en las arcas públicas se contraen.
Como en Illinois (Estados Unidos) son unos conductores responsables con el medio ambiente, están consumientos menos hidrocarburos. Al gastar menos, los organismos públicos ingresan menos vía impuestos y, por lo que parece, no es suficiente para abonar los 2.000.000.000 de dólares presupuestados para este verano en reparaciones de calles y carreteras. ¿De dónde los podemos sacar?. Sí, tu subconsciente tiene razón: del bolsillo del ciudadano.
¿Pero ese gasto no está pagado?
Siguiendo el camino marcado por Oregon, el senador estatal John Cullerton ha propuesto la aplicación de un impuesto que en vez de gravar a todos los residentes de manera uniforme tenga una aplicación variable en función del kilometraje que cada ciudadano realice al volante de su vehículo.
La idea plasmada en esta nueva ley es que los residentes en el estado de Illinois pasarían a desembolsar 1,5 céntimos de dólar por milla, lo que vendrían a ser unos 0,8 céntimos de euro por cada kilómetro recorrido. Con lo recaudado podrían hacer frente a los gastos en mantenimiento y reparación de las vías públicas derivados del uso de los automóviles.
Podría no instalarse el dispositivo de seguimiento, pero pagando anualmente una tasa
El seguimiento del kilometraje se haría de forma independiente monitorizando cada vehículo mediante una especie de transponder. No se sabe aún, pero presumiblemente el coste de este dispositivo correría a cargo también de los residentes, aunque sí darían la opción de no instalarlo a quienes vean un problema de privacidad, a cambio de desembolsar una tasa 450 dólares (395,67 euros) o el equivalente a 30.000 millas conducidas (48.280 kilómetros, 386,24 euros).
Haciendo una conversión un poco libertina y suponiendo que recorriéramos 20.000 kilómetros, teniendo en cuenta el precio medio a día de hoy de los carburantes, y con un consumo real de 5 litros para los diésel y 7 para los motores de gasolina (por poner un consumo), nos daría que a los 1.545 y 2.467 euros (en gasóleo y gasolina respectivamente) tendríamos que sumar otros 160 euros para recorrer la misma distancia.
En España ya se ha debatido
En España la idea de un pago fijo por kilómetro vuelve a surgir periódicamente, la última vez en 2011
Si esta medida se hiciera lo suficientemente popular como para llegar a Europa y terminar implantándose en Madrid o Barcelona nos encontraríamos con un panorama bastante peculiar. No os penséis que la idea no ha sonado por aquí, ya se coqueteó con el asunto en el año 2011. Entonces el director de la DGT, Pere Navarro, pretendía la imposición de un desembolso de entre 10 y 15 céntimos por kilómetro.
La diferencia es que aquélla idea de Navarro contemplaba sólo el pago a partir de un determinado número de kilómetros. Los particulares empezarían a pagar a partir de los 15.000 km al año y a partir de 100.000 km en caso de ser profesional. Algo que desconocemos si implantarán en Illinois, pero esperemos que sí.
Según la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos, con un precio en el que se incluye un 58% de impuestos en la gasolina y 55,5% en el diésel, añadir otro impuesto variable sería rizar el rizo. Dentro de esa mitad y un poco más de impuestos que pagamos por cada litro tenemos tres grandes tipos: Impuesto de Hidrocarburos, Impuesto Especial Ventas Minoristas (IEVM) y el IVA.
Con esto la teoría nos dice que con una buena gestión debería ser suficiente dentro de un parque que más o menos se mantiene en torno a los 30 millones de vehículos en España. Navarro pretendía recaudar 25.000 millones de euros extra al año.
¿El pago por kilómetro es el futuro?
En una afirmación quizá demasiado aventurada, el senador Cullerton apuntaba a los poseedores de Toyota Prius como los culpables de esta iniciativa. Poco menos que si unimos una cosa con la otra viene a decir que quienes llevan un híbrido deben pagar más cara la gasolina o el diésel porque gastan menos y destruyen igual las carreteras.
La conocida como "Road Improvement and Driver Enhancement Act", si sigue su curso, no entrará en vigor hasta el año 2025. Mientras tanto, y si tienes planeado vivir en Illinois, tienes tiempo para echar cuentas y calcular qué te sale más rentable: hacer caso a tu conciencia ecológica y pagar los nuevos impuestos, no poner el dispositivo de seguimiento o seguir utilizando los motores convencionales.
No queda claro si el planteamiento es correcto o incorrecto, pero desde luego va a traer polémica. Quedan muchas lagunas por resolver como por ejemplo si la aplicación sería por igual para todos los conductores o sólo para los que utilicen los vehículos más ecológicos. ¿Quienes lleven un coche normal tendrán que pagar dos veces para arreglar las carreteras?. ¿Los conductores profesionales también tendrían que pagarlo?.
La tendencia hacia una conducción más responsable con el entorno es evidente y forma parte de nuestro futuro próximo, pero parece que hay regiones del mundo en las que tienen un cierto apego especial por los hidrocarburos.
Vía | Autoblog
