Adiós al Salón del Automóvil de Ginebra. Fue bonito mientras duró. La edición de 2024 del Salón del Automóvil de Ginebra será con toda probabilidad la última después de 120 años de historia.
En un comunicado de prensa, el Geneva International Motor Show (GIMS) anunció que «no organizará otra edición». Afirmaban que se enfrentaban a la falta de interés de los fabricantes, a «demasiadas incertidumbres relacionadas con la industria del automóvil» y a la «pérdida de atractivo de los grandes salones europeos». El comité organizador ha pedido su disolución a las autoridades federales del país.
Europa ya no es el centro del mundo automóvil
Cancelado a última hora en 2020 por causa de pandemia de Covid-19, el Salón de Ginebra nunca se recuperó. Tras cuatro años sin celebrarse y donde se cuestionó la continuidad de los salones del automóvil, el pasado mes de marzo volvió a abrir sus puertas con la presencia de sólo cuatro grandes marcas (Renault, Dacia, MG y BYD). Aun así, el objetivo declarado era «reposicionar y perpetuar» el salón. Con 168.000 visitantes, no ha funcionado.
El Salón del Automóvil de Ginebra no era un evento como los demás. Fue considerado uno de los salones del automóvil más importantes de Europa. Era tan importante que era el único Salón Internacional que se celebraba cada año y no cada dos años, como por ejemplo, los salones de París y Munich.
No sólo acogía a cientos de expositores, sino también a varios miles de representantes de los medios de comunicación de todo el mundo. Suiza estaba tan orgullosa de su reputación internacional que el Salón del Automóvil siempre era inaugurado por un representante del Consejo Federal (gobierno).
La historia del automóvil está plagada de modelos que han sido desvelados al mundo a orillas del lago Léman. Desde el Mercedes SSK de 1929 hasta el Renault Zoe en 2012 pasando por el prototipo del Lamborghini Countach en 1971, el Jaguar E-Type e innumerables Ferrari, toda clase de coches y concept car han nacido en Ginebra.
En los años de mayor afluencia, había unos 260 expositores que ocupaban una superficie de más de 120.000 m2. Cada año, hasta 750.000 personas acudían al salón para descubrir los últimos modelos de todo el mundo. En resumen, el Salón del Automóvil de Ginebra era una cita ineludible.
El fin del Salón de Ginebra no se debe a la falta de interés del público: salones locales y orientados al público y no a la prensa, como Auto Zürich en Suiza cuyo objetivo es vender coches, registran cifras récord de asistencia. Hay otras razones que explican el declive del Salón de Ginebra y de los grandes salones a la antigua usanza.
La más evidente es la inutilidad de un Salón del Automóvil para presentar una novedad. Las marcas han ido imitando la estrategia iniciada por Apple con sus keynote, donde el evento es sólo para hablar de los productos de la marca que lo organiza.
La cobertura de los medios es máxima (no compiten con otras marcas para tener su atención) y el coste infinitamente más bajo que dos semanas de exposición en un salón internacional, que podían costar entre seis millones y 25 millones de euros, según el tamaño del stand, y con un retorno de la inversión más rápido y más eficaz.
Es algo que el Grupo Volkswagen ya hacía en Ginebra la noche antes de la inauguración del Salón con su Volkswagen Night. Elon Musk y Tesla son otro ejemplo de cómo un evento único para presentar sus novedades es mucho más eficaz y barato, con los medios y las redes sociales llevando la buena palabra a todos los rincones del mundo.
La digitalización de los coches también influye. Cada vez más muchos fabricantes presentan sus últimos modelos en salones como el Consumer Electronics Show (CES) de Las Vegas. De hecho, el CES se ha convertido en una de las ferias más importantes para los fabricantes de automóviles.
Por último, los mercados prioritarios han cambiado. Europa ya no es el centro de atención de los fabricantes, sino Oriente Próximo y Extremo Oriente. Auto Shanghai y Auto China se han vuelto mucho más importantes para la exposición internacional que el Salón del Automóvil de Ginebra. El mejor ejemplo de ello es el propio Salón Internacional del Automóvil de Ginebra que ya no se celebrará en Ginebra, sino en Qatar en noviembre de 2025.