El Gobierno acaba de publicar la Guía de recomendaciones para el diseño de infraestructura ciclista con el objetivo de que los carriles bici y vías ciclistas que se vayan implementando a partir de ahora en las distintas ciudades españolas estén más estandarizados y sean más seguros.
Una de las principales recomendaciones de este manual creado en colaboración con la DGT, enfocado a facilitar a las administraciones competentes la planificación, construcción y mantenimiento de los futuros carriles bici, es que estos estén separados del resto del tráfico rodado con elementos físicos, a costa de ganarle espacio a los coches.
Así se quieren estandarizar los carriles bici en España
En 2021, el Gobierno aprobó la primera Estrategia Estatal de la Bicicleta, que recogía gran cantidad y variedad de propuestas para impulsar este tipo de movilidad sostenible, incluyendo programas de incentivos para quienes se animasen a dejar el coche en casa a favor de la bici para ir al trabajo.
Otra, era la creación de recomendaciones para ayudar a las administraciones competentes a crear carriles bici más seguros, valiéndose para ello de criterios más o menos unificados. Y es que hasta ahora, los más de 8.100 municipios que hay en España seguían sus propios criterios.
El resultado es la Guía de recomendaciones para el diseño de infraestructura ciclista para unificar criterios, que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) acaba de lanzar como herramienta de consulta para el personal técnico de las administraciones y de las empresas de ingeniería encargadas del desarrollo y conservación de estas infraestructuras.
Dividida en diez capítulos, esta recoge desde los criterios más básicos que se deberían seguir para planificar una vía ciclista a diferentes opciones de diseño más específicas, según el entorno donde se vayan a establecer (que incluyen cuánto debe medir en cada caso, cómo es más seguro integrarlas y un largo etcétera) ya sea urbano o interurbano.
De esta forma, y basándose en ejemplos de éxito ya existentes, se plantean diferentes opciones como por ejemplo carriles bici ubicados a la izquierda de la calzada, anexos a la mediana, a la izquierda del carril bus, o a contramano, entre otros.
Además, según el texto, es esencial “que las vías ciclistas se creen a costa de ganar espacio al coche”, bien restando carriles al tráfico rodado o bien reduciendo espacio destinado al aparcamiento de vehículos.
Asimismo, se recomienda que estas vías para ciclistas se delimiten con elementos físicos como elementos plásticos o bolardos, pero también pasos elevados, estrechamiento de carriles, cambio de asfalto por adoquines y otras medidas. Entre ellas, se señala la posibilidad de utilizar las denominadas “bandas de servicio” de hormigón que ya se emplean para separar otros elementos urbanos como las paradas de autobús.
En cambio, la guía no considera que sea positiva la creación de más ciclo-carriles, es decir, los carriles diferenciados por una señal pintada en el asfalto creados para que bicis y coches compartan espacio (medida que por ejemplo se aplica en ciudades como Madrid).
Como ha señalado el coordinador de esta iniciativa, Toño Pérez Peña, director de la Oficina General de la Bicicleta “cuando una vía forme parte de un itinerario ciclista básico, pero no sea posible construir un carril bici porque la calle sea pequeña, proponemos reducir la velocidad a 20 km/h”.
El documento incluye también una elaborada tabla con seis tipos categorías de vías ciclistas pensadas para el cicloturismo, con ejemplos positivos para construir este tipo de itinerarios en el campo.