Desde luego, lejos de conseguir la estabilidad que todos apuntábamos tras el Campeonato del Mundo logrado por Kimi Raikkonen el año pasado, el entorno en la Scuderia está más movidito que nunca en un año en el que todas las quinielas les daban ganadores sin bajarse del autobús. Pero nada más lejos de la realidad.
El potencial del coche está ahí, eso está claro, pero son muchas las voces que aseguran que la pareja de pilotos dista mucho de ser la deseada, y la prensa italiana parece más sensible que nunca con las malas actuaciones en pista, sobre todo cuando un ex como Ross Brawn da toda una lección de estrategia desde el muro.
Alrededor de Ferrari todo parece incómodo. Se especula carrera sí y carrera también con la deseada llegada de Fernando Alonso como el líder que necesita la Scuderia, se carga contra Massa al más mínimo indicio de irregularidad, y como colofón a este estado de nervios generalizado que se debe vivir en Maranello, Kimi Raikkonen hace cosas, como lo del empujón al gran Cahier, que nunca hubiéramos imaginado de "el hombre de hielo".
Kimi Raikkonen no dudó ni un momento en culpar el pasado domingo a la equivocada decisión de mantener el mismo juego de gomas de mojado en su primera parada a boxes como la responsable de que no hubiera podido luchar por la victoria en Silverstone. Sinceramente, con ruedas usadas o nuevas, no creo que Kimi hubiera aguantado el ritmo que imprimió Hamilton bajo la intensa lluvia. Felipe Massa, por su parte, apenas encontraba las palabras para justificar sus 5 trompos. Es normal que Luca Di Montezemolo ya haya salido a la palestra para pedir que se acaben de una vez los errores "estúpidos".
Sea por lo que sea, Kimi Raikkonen, el que tenía que arrasar con el F2008 diseñado a su medida, lleva sin ganar desde el Gran Premio de España del mes de abril, y la sucesión de problemas que viene padeciendo carera tras carrera empieza a recordar a su desafortunada época en McLaren. Eso sí, el finlandés sigue con su particular racha de vueltas rápidas, ya que en Silverstone sumó la sexta consecutiva. Irregularidad absoluta, vaya.
Como decían en el diario italiano La Repubblica, "no se puede esperar la victoria en cada carrera, pero con Ferrari, de algún modo te llevas la impresión de que algo no marcha bien". Sin embargo, tal y como van las cosas esta temporada, que nadie se extrañe si en Hockenheim Ferrari firma otro doblete.