En su viaje a Florida, Javier Recarte se quedó con las ganas de ver como sería un Saturday Nite Cruise de verdad en Old Town. En las anteriores fotos que nos envió, la lluvia deslució la concentración y apenas hubo asistentes.
Por eso, el sábado sigiuente no puedo evitar volver a pasarse, ya con mejor tiempo. Y como cambia la cosa, vaya que si cambia. La asistencia fue bastante más numerosa, con preciosidades como este T-Bucket que os dejo aquí arriba o coches tan exóticos como un Edsel o un Metropolitan 1500 Hard Top, entre otros tantos más habituales como los Ford Mustang, Chevy Camaro o Dodge Challenger.
El amigo Javier me cuenta que lo pasó genial. En Old Town se respiraba el ambiente que se vivía en los ‘60 y ‘70 en Estados Unidos, época en la que la cultura del automóvil seguía en pleno auge. Pero no lo pasó bien simplemente por la gran cantidad de coches que había, sino por la amabilidad de los dueños y sus ganas de contar historias sobre su coche.
Hacer una selección de fotos se me antoja demasiado difícil. Aquello tiene pinta de ser uno de esos sitios en los que siempre te faltarán ojos y tiempo para verlo todo como quisieras. Pero bueno, por lo menos sabes que el sábado siguiente los tendrás allí otra vez.
Entre los que destacaría por algo especial están estos tres. El 1948 Ford de los flamings me parece una obra de arte. Una macarrada en su justa medida, perfecto para los domingos y si se tercia, hasta para los lunes.
Luego tenemos el Gasser, una variante del Hot Rodding un tanto extraña, pero que sigue teniendo su encanto. Lo normal es encontrarte grandes sedanes de los ‘50 de esta guisa, con la suspensión delantera muy subida, ruedas muy estrechas en el tren delantero y como no, un buen V8 con su bowler asomando por el capó. En este caso, un pequeño hierro de casi 9 litros...
El otro que también me ha picado el gusanillo es esta Ford Pick-Up clásica bien preparada para una carreritas de drag. No es tan espectacular como otros coches que se ven en la galería, pero me ha llamado la atención sobremanera una preparación tan radical sobre un coche tan diferente a lo habitual.
Pero es que si siguiese hablando de destacados, no acabaría nunca. Por ejemplo, este Plymouth Superbird que corrió en la Nascar en su época dorada. Es un coche que despierta sentimientos contrarios, pero que a fin de cuentas, es una verdadera máquina de fundir records de velocidad. Su máxima está rondando los 300 km/h. Y es un coche de los ‘60.
Javier también me destaca la cantidad de Chevrolet Corvette clásicos que se encontró por allí. Como buen aficionado al Corvette, éstos fueron los que más le llamaron la atención. Y me lo creo. Se ven unidades cuidadísimas y en perfecto estado. Desde los C1 hasta los C3, cualquiera de ellos son sueños húmedos de muchos.
Por supuesto, también había sitio para las películas, con exponentes como este 1958 Plymouth Fury caracterizado como la terrorífica Christine, protagonista de una de las tantas novelas de Stephen King. Y Herbie tampoco podía faltar en una concentración como ésta.
Voy a acabar ya, porque sino no acabaría nunca, pero hay tanto coches de los que hablar que no terminaría nunca. Los Hot Rods son todos preciosos. Los muscle cars son todos para tenerlos en un garaje en casa (salvo alguna excepción) y los clásicos más clásicos son para guardarlos en formol, etc, etc, etc…
Lo dicho, un paraíso lleno de ángeles con ruedas.
¡Muchísima gracias Javier!
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