Son varios los rasgos característicos que identifican a un modelo de BMW, como la llamada curva Hofmeister (ese "codo" que da forma a las ventanillas traseras) o la mirada "de cuatro ojos", pero si hay algo realmente distintivo de los coches de Múnich son los dos clásicos riñones de la parrilla delantera.
De hecho, esta característica del diseño de los vehículos BMW se remonta prácticamente al nacimiento de la compañía (en 1916), ya que únicamente tres modelos de la marca salieron al mercado sin los famosos riñones, y dos de ellos fueron los Dixi 3/15 PS y Dixi 3/15 PS DA fabricados bajo licencia de Austin Seven.
El tercero, o BMW 3/20 PS, fue el primer modelo diseñado y fabricado íntegramente por BMW (entre 1932 y 1934), y es uno de los pocos automóviles BMW que no lució los riñones delanteros, junto a los pequeños BMW Isetta de mediados de los años cincuenta, el BMW 600 o el BMW 700.
El primero BMW en contar con este particular rasgo, que hoy en día nos permite todavía identificar un BMW de un primer vistazo, fue el BMW 303 de 1933, que también fue el primer modelo de la casa en equipar un motor de seis cilindros (algo también muy característico de los modelos de la marca a lo largo de su historia).
La evolución de los riñones de BMW
Los primeros modelos BMW en lucir esta parrilla eran muy distintos a los actuales. Los dos riñones ocupaban todo el frontal y su diseño era alargado y estrecho, a la inversa que los actuales. Los riñones, además, estaban siempre rodeados por marcos cromados e integraban una rejilla metálica en su interior.
En 1936 llegó la primera gran evolución de este concepto de parrilla, con el BMW 328 Roadster diseñado por Peter Szymanowski, en el que los riñones se hacen más estrechos y ganan peso en el frontal los faros y las aletas delanteras. El BMW 328 Touring Coupé de la Mille Miglia evolucionó hacia riñones con cuatro listones verticales en lugar de cinco, y sobre fondo negro.
Ya en los años sesenta llega la renovación de BMW con los 'New Class', una gama de berlinas y coupés de nuevo diseño, siendo el BMW 1500 el primero de ellos. En este caso los dos riñones se conservaron, estrechos, alargados y con cinco lamas verticales, aunque perdieron protagonismo ya que ocupaban un espacio mucho menor en el centro del frontal.
Los riñones pequeños perduraron en los futuros BMW 2002 o BMW 3.0 CS, así como en el BMW M1 de 1978 o modelos más tardíos, como el BMW Z1 de 1988. Esta tendencia se mantuvo en los Serie 3, Serie 5 y Serie 7 durante los setenta y ochenta, con ligeros cambios.
Ya en 1990 nace una nueva interpretación de este elemento de diseño, que llega hasta la actualidad. El Serie 3 estrenó riñones de diseño trapezoidal, con una parte superior más ancha que la inferior, que también eran más anchos, con bordes redondeados y con un efecto tridimensional. El Serie 5 de 1996 también incorporó un recurso empleado hasta hace poco, con la parrilla integrada en una prolongación del capó.
Desde entonces, la parrilla de BMW ha ido ganando tamaño y protagonismo, como por ejemplo en los SUV de la casa, nacidos con el BMW X5 original de 1999. La parrilla más grande la lucen actualmente los BMW X7 y BMW Serie 7, teniendo este último una parrilla un 40 % más grande que su predecesor.
Este rasgo tan particular ha evolucionado mucho con el paso de los años, pero la esencia se mantiene. Incluso en aquellos modelos BMW i en los que, por concepto, ni siquiera es necesaria una parrilla delantera (véase el eléctrico BMW i3 o el BMW i8), este elemento de diseño del doble riñón se ha conservado, aunque en este caso con una parrilla opaca.
Las últimas evoluciones las han introducido el BMW Z4, con lo que la marca llama un diseño en forma de malla, o el BMW X6, cuya parrilla ofrece retroiluminación. Esta evolución a lo largo de las décadas se ha basado tanto en los cambios de la filosofía de diseño como en los avances en materia de aerodinámica o en la refrigeración de los motores.