Hay que reconocer que el Lamborghini Aventador ha sabido encontrar un público selecto y amante de los superdeportivos de altas prestaciones que tienen un plus de estilo. Un diseño audaz y una dinámica trabajada hasta la extenuación son las claves de su notable éxito. Como sabemos, en 2014 la cifra de ventas de Sant'Agata Bolognese creció un 19 %, y con mercados como el chino en plena eclosión, parece que esta tendencia está lejos de conocer un punto de inflexión.
Claro, que la popularización de estos superdeportivos también tienen su punto de controversia. Por ejemplo, es el caso del Lamborghini Aventador iluminado cual Gusiluz en una noche de verano, y sacando fuego por el tubo de escape. Para lo de las llamas —petardazos sanjuaneros, más bien—, ya se sabe que las mezclas ricas y los escapes poco restrictivos pueden dar lugar a esta singular combinación. Para la parte del Gusiluz no hay mucha explicación científica.
Sí, cada uno hace con su dinero lo que le venga en gana, pero hay arreglos que se hacen difíciles de mirar. Y no será por falta de iluminación...