Creo que estaremos todos de acuerdo que al igual que los vehículos eléctricos, el futuro estará plagado de vehículos autónomos. El salto entre un tráfico rodado conducido por el hombre a uno organizado mediante inteligencia artificial tiene consecuencias más allá de las comodidades implícitas. Por un lado se salvarán vidas por errores humanos, aunque por otro también sus fallos pueden quitarlas.
Precisamente este incierto futuro es lo que preocupa a Mark Fields, CEO de Ford, pero más en lo referente a la prisa de las marcas. En un reciente debate con los reguladores del transporte de Nueva York, Fields aseguraba que "el único miedo que le dan los vehículos autónomos es que la industria quiera avanzar demasiado rápido poniendo en la calle vehículos autónomos aún en fase beta", haciendo una clara alusión al Autopilot de Tesla.
Conducción autónoma a prueba de fallos
Es cierto que los planes de Ford no son precisamente ambiciosos en cuanto a plazos, su intención es disponer de un servicio de carsharing con vehículos autónomos en 2021, pero en sus dilatados plazos se encuentra la motivación de ofrecer un producto sin fallos, o al menos con los menos fallos posibles para que tanto los ocupantes como el resto de usuarios de la vía estén a salvo.
Los accidentes son estadísticamente inevitables, y la única manera de minimizarlos es trabajando a fondo para desarrollar productos que estén maduros una vez se pongan en manos de los clientes finales. Querer golpear primero en el mercado de los autónomos puede llevar a las marcas a precipitarse, y estamos hablando de poner en juego la vida de los conductores y sus acompañantes en un sector en el que muchos usuarios aún desconfían.
El miedo del CEO de Ford se motiva en que de ocurrir tragedias como el fallecimiento de Joshua Brown mientras hacía uso del Autopilot en su Tesla Model S pueden generar un miedo en la sociedad que retrasaría tanto la evolución del marco legal como la aceptación de los vehículos autónomos. Una interrupción en la confianza de la gente puede dar al traste con la transición hacia los coches inteligentes.
Si una cosa está clara después de escuchar a Fields es que ni siquiera ellos conocen cuándo se asentará la conducción autónoma y que cualquier imprevisto por el camino puede retrasar indefinidamente su llegada.
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