La fatiga en la conducción no es buena compañera: la DGT recuerda que se relaciona con hasta un 30 % de los accidentes de tráfico. ¿Su principal causa? Conducir de forma continuada durante mucho tiempo, sin realizar descansos. Aunque no es la única.
Las ganas de llegar al destino, sobre todo si hemos sufrido demoras por tráfico lento y atascos pueden llevarnos a estar más horas al volante de las que debiéramos. Tráfico y los expertos en seguridad vial aconsejan parar cada dos horas o 200 km, pero no siempre cumplimos.
Según el 'Eurobarómetro de la Fatiga al Volante 2019' más de la mitad de conductores españoles, un 56 %, no cumple con esta recomendación. Y más de un millón de conductores (un 4 % del total) admite no parar en todo el viaje o hacerlo pasadas las cuatro horas de trayecto.
Qué es la fatiga y qué la produce
Siempre que se realiza una tarea durante mucho tiempo, llega un momento en el que el rendimiento empieza a disminuir. Y la conducción no se libra, pues las capacidades se van mermando gradualmente a cuanto más tiempo estemos al volante, alterando además el estado psicofísico del conductor.
Como señala la DGT, las causas que pueden ocasionarla se relacionan tanto con el conductor, como con el entorno y el trayecto en sí, pero también con el vehículo.
La principal, y que depende del conductor, es la ya señalada: no parar a descansar tras un determinado tiempo o distancia recorrida, o hacerlo de una manera inadecuada e insuficiente.
Pero en lo que respecta al automovilista, asimismo influyen las prisas por llegar y circular a una velocidad elevada de forma continuada, ponerse al volante ya estando cansando o sin haber dormido bien o lo suficiente, conducir con hambre o tras una comida copiosa o conducir con una postura inadecuada están entre ellas.
De igual manera, el entorno puede ser determinante para acelerar este estado: circular durante mucho tiempo en un atasco o con tráfico denso o con condiciones climatológicas adversas (lluvia, niebla, nieve o viento) están entre ellas. También un firme en mal estado o no conocer la ruta. En definitiva situaciones que exigen una concentración extra por parte del conductor.
El vehículo también influye. Si no circulamos con una temperatura adecuada (por ejemplo si la calefacción está demasiada alta), el habitáculo está mal ventilado o si nuestro coche no tiene el mantenimiento adecuado (la dirección o la suspensión en mal estado puede traducirse en un exceso de vibraciones). Además, si la iluminación del automóvil es deficiente, si conducimos de noche se incrementará este efecto.
Conducción y fatiga: cómo identificarla y qué ocasiona
Según explica la DGT, es importante conocer los síntomas de la fatiga durante la conducción para así identificarla y ponerle remedio cuanto antes. Los repasamos, siendo todos un indicativo de que deberíamos parar a descansar.
- Movimientos: si nuestros gestos son más lentos y menos precisos. Además si empezamos a cambiar demasiado de postura, nos estiramos, bostezamos o jugueteamos con los dedos sobre el volante, entre otros.
- Visión: cuando la fatiga es elevada puede llegar a producir ilusiones ópticas o bien visión borrosa. Antes de llegar a ese punto, un buen indicador que nos puede poner en alerta es un parpadeo excesivo.
- Comportamiento: si empezamos a sentir desgana al volante o una mayor irritación o ansiedad. También si asumimos maniobras más arriesgadas, pues la fatiga hace que seamos menos críticos con nuestras acciones al volante.
- Sensaciones: si detectamos pesadez en piernas y brazos, dolor de cabeza o presión en las sienes, dolores en el cuello o espalda y hormigueos, picores y calambres en las extremidades.
Si bien la fatiga puede aparecer más rápidamente en conductores menos experimentados, y con menor costumbre de estar al volante durante un tiempo continuado, no es aconsejable sobreestimar nuestras capacidades.
Y es que si estamos fatigados puede traducirse en una menor concentración (y por tanto aumenta el riesgo de distracción), un incremento del tiempo de reacción, una toma más lenta en las decisiones y una mayor probabilidad de cometer errores al volante.
Consejos para combatir la fatiga al volante
La principal y más eficaz medicina contra la fatiga al volante es detenerse a descansar, siendo lo aconsejable cada dos horas o acometidos 200 km. Por ello, los coches más modernos ya incluyen detectores de fatiga: en su mayoría alertan cuando se ha transcurrido dicho tiempo o distancia, aunque los hay más avanzados que detectan posibles síntomas de fatiga en el conductor.
Además, un descanso de cinco o 10 minutos no es efectivo: según la DGT, lo recomendable es que la pausa sea de 20 o 30 minutos.
Sin embargo, también podemos retrasar su aparición, o minimizar sus efectos, siguiendo una serie de pautas:
- Evitar alimentos pesados antes de conducir. Una comida copiosa o de difícil digestión incrementa la fatiga por el esfuerzo adicional que realiza el aparato digestivo.
- Pasear durante unos minutos antes de un viaje largo. Caminar puede ayudar a que nos despejemos y además nos activa para la conducción.
- Dormir bien. Descansar correctamente y las horas suficientes evitará que la fatiga aparezca antes de tiempo y sea más acusada.
- Beber mucho líquido. La fatiga está muy relacionada con la deshidratación. Así beber al menos un vaso de agua cada dos horas o, en el caso de ir conduciendo, su equivalente en un recipiente cerrado como botellas o termos. Eso sí, si es el copiloto quien abre la botella o recipiente, mejor.
- No abusar de los estimulantes. El café, el té o las bebidas energéticas, ayudan a permanecer despiertos y atentos a corto plazo, pero no eliminan la fatiga simplemente la encubren. Pasado su efecto, volverá a aparecer.
- Comodidad ante todo. Es siempre aconsejable conducir con una postura correcta y no excesivamente relajada, además de hacerlo con ropa adecuada. Lo ideal es que las prendas no sean demasiado ajustadas y nunca han de impedir nuestros movimientos. También el calzado es importante, lo suyo es evitar zapatos de suela muy gruesa y el pie debe ir bien sujeto. Los zapatos de tacón o las chanclas no son nunca recomendables.
- Cuidado con la última hora de conducción. En un trayecto largo, la fatiga puede ser más acuciante en los últimos momentos del viaje, pues se incrementa nuestra ansiedad de llegar al destino y estaremos más cansados. Así, en este periodo hay que extremar las precauciones e incluso parar aunque quede poco si apreciamos cualquiera de los síntomas citados anteriormente.