Pere Navarro ya está haciendo la carta de los Reyes Magos para 2013 por adelantado. La Unión Europea está inmersa en un programa de “super-radar”, en el que han invertido 8,2 millones de euros. Su objetivo, eliminar accidentes de tráfico causados por violación de las normas de circulación.
Primero llegó el radar de velocidad, que indica la velocidad en un punto. Luego llegó el radar de tramo, que mide la velocidad media en un tramo entero… pero no pueden detectar ni quién lleva el cinturón puesto, ni los cagaprisas, ni si la velocidad es inadecuada para las condiciones aún siendo legal.
VTT Technical Research de Finlandia está probando ya unos radares inteligentes, que son transportables a cualquier lado con un remolque, y serán el azote de los infractores en las carreteras. Todo lo antes mencionado puede ser detectado, grabado y utilizado como prueba para una sanción de tráfico.
Ahora mismo está en una fase de pruebas hasta finales de 2011, se está haciendo en Alemania, Francia, Austria y Finlandia. Se cree que podrán ser totalmente operativos y comercializables en 2013. Además, pueden medir la contaminación del tráfico, hasta los que van echando humo por no cambiar filtros pasarán por caja.
Obviamente hay una larga serie de cosas que estos radares no detectarán, como si vamos hablando con el pasajero sin mirar la carretera, si vamos distraídos, bebidos o drogados… Pero todo lo anterior sí, y como será demostrable, será bastante justo. Si no hay nada que probar, las imágenes capturadas se borrarán.
Existe una relación directa entre el grado de cumplimiento de las normativas de tráfico y la siniestralidad en carretera. Por eso de Alemania a un país sudamericano (pongo ese ejemplo porque muchos de aquí lo saben de primer mano) hay unas diferencias de siniestralidad salvajes. Ruego que nadie se ofenda, es la realidad.
¿Pero acaso esto es pasarse de la raya? Siempre habrá quien lo piense. Lo suyo sería acabar parando a los infractores para comunicarles lo que han hecho y que les han trincado, no que llegue la receta semanas o meses después, cuando los hechos se han olvidado o se han podido repetir varias veces.
La tolerancia de las autoridades se va reduciendo con el incumplimiento de normas de tráfico. En el pasado, solo llenando las carreteras de policías se podía acabar con la impunidad. Ahora los agentes cuentan con armas electrónicas contra las que solo hay una forma de escapar: cumplir con las normas.
Vía | World Car Fans
Fuente | VTT
