Con la llegada de la normativa Euro 6 en 2014, se hizo obligatorio el uso de catalizadores SCR en los motores diésel de los coches, un dispositivo cuya misión es cumplir con las restrictivas limitaciones de emisiones contaminantes.
Para conseguirlo, los catalizadores SCR utilizan la química añadiendo un compuesto que conocemos como AdBlue, y que disgrega las partículas nocivas de gases contaminantes y las convierte en compuestos limpios.
El papel del catalizador SCR y el AdBlue en la reducción de la contaminación
Los gases de escape de los vehículos de combustión contienen partículas contaminantes que los hacen cancerígenos y carcinógenos según la Organización Mundial de la Salud. Aunque la tecnología ha avanzado mucho, la producción de energía a través de combustibles fósiles es altamente ineficiente y al mismo tiempo insalubre.
La normativa Euro 6 ha sido la más restrictiva y complicada de superar para las motorizaciones diésel. Se comenzó a aplicar el 1 de septiembre de 2014 en una primera fase, que se amplió el 1 de septiembre de 2015, como requisito obligatorio para todos los coches y furgonetas nuevos que se vendieran desde entonces, limitando sus emisiones a 80 mg/km.
Con estas normativas se busca aplicar límites severos a la producción de monóxido de carbono, hidrocarburos, óxidos de nitrógeno y partículas. Para intentar que estas partículas no salgan a la atmósfera (y por consiguiente al aire que respiramos), se han introducido diferentes sistemas de neutralización como recirculación de gases de escape (EGR), convertidores catalíticos, filtros de partículas, pero todo eso no es suficiente para que los motores cumplan con la Euro 6.
Los catalizadores SCR (catalizador de reducción selectiva, por sus siglas en inglés) son la última incorporación al arsenal anticontaminación. Ya llevan años entre nosotros, pero siguen siendo los grandes desconocidos para muchos conductores, mientras que otros lo ven como un trámite cotidiano más a la hora de repostar.
El SCR es un catalizador adicional que emplea un aditivo compuesto por urea en su mayor parte (32,5 %, el resto es agua destilada). Este líquido, conocido popularmente como AdBlue por la marca comercial más extendida, se utiliza para buscar una reacción química que actúe sobre los gases de escape antes de que estos lleguen al catalizador, neutralizando así los óxidos de nitrógeno en hasta un 90 %.
Cuando los gases de escape salen del motor, calientan el catalizador SCR hasta que este alcanza unos 200 ºC, su temperatura óptima de funcionamiento, mientras que un inyector controlado por la centralita del motor dosifica sobre los gases antes que el AdBlue llegue al catalizador. Un mezclador reparte uniformemente la urea en los gases de escape y la química empieza a hacer su proceso mediante hidrólisis.
Esta hidrólisis descompone el AdBlue, que reacciona con los óxidos de nitrógeno, convirtiéndolos en su mayor parte en nitrógeno y agua. Para controlar el nivel de monóxido de nitrógeno emitido se incorpora un sensor de NOx, a través del cual la centralita calcula si debe inyectar más urea.
El aditivo hay que repostarlo también en el coche, de manera que los vehículos que cuentan con catalizador SCR llevan una pequeña boca de llenado para el AdBlue, que generalmente se ubica junto al tapón del depósito de combustible. Los camiones y autobuses que lo utilizan llevan grandes depósitos específicos.
El consumo de urea de un vehículo es bajo, en torno al 3 % del combustible, de manera que no es necesario recargar el AdBlue cada vez que se visita la gasolinera.
Los pros están claros: el sistema consigue una reducción notable de las emisiones y un impacto mínimo en el conductor; pero también presenta algún inconveniente. La utilización de un catalizador SCR no excluye al resto de sistemas, sino que se suma a otras medidas anticontaminación (EGR, convertidor catalítico, FAP...), por lo que tiene impacto sobre el bolsillo del cliente, que deberá pagar más por un coche con más componentes, además de correr con el gasto periódico de repostar aditivo cada cierto tiempo.
Normalmente los depósitos del AdBlue están pensados para durar lo suficiente entre intervalos de mantenimiento, pero si se agota se puede comprar en garrafas, por un precio que ronda 1 euro por cada litro aproximadamente.
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