La historia que os traigo hoy es conmovedora. La protagonista se llama Kathryn DiMaría, una jovencita que a los 12 años se propuso comprar y restaurar un viejo Pontiac Fiero de 1986, con el objetivo de tener listo el coche para el día en que cumpliera 16 años, fecha en que podrá conducir su joya.
Todo empezó el día que planteó a sus padres su deseo, “Papá, Mamá, ¿podemos hablar un momento?“. Kathryn tenía la idea bastante madura, pese a que por entonces aún no había cumplido los 12 años de edad. La financiación del proyecto no era un problema, trabajaría de canguro (cuidando niños) para sufragar los gastos.
Imagino la cara que debieron poner sus padres, y no lo digo tanto por la iniciativa en sí, sino por la argumentación que presentó Kathryn para convencer a sus mayores de la viabilidad del proyecto. Finalmente el matrimonio DiMaría apoyó a su hija, que lleva dos años trabajando en la restauración del Fiero.
Imagen | juanelo242
Kathryn eligió el Pontiac Fiero porque lo vio en un espectáculo y le pareció interesante, con un consumo razonable. El coste del coche era relativamente barato y podría afrontarlo. Cuatro años era tiempo suficiente para restaurar el Fiero completamente.
Por otra parte sería una gran ocasión para aprender cómo funciona un coche, con un coste de aprendizaje razonable, a la par que le serviría de distracción. Necesitaría, eso sí, un manual para aprender a conducir. Cuando terminara la restauración tendría un clásico y… ella pagaría todo.
La joven emprendedora se ha llevado el gato al agua y el proyecto marcha viento en popa a toda vela. En estos momentos el hilo de discusión en el Fiero Forum ocupa 19 páginas, donde la comunidad se ha volcado con Kathryn, aportando soluciones, ideas, y piezas gratuitas.
Kathryn, eres un ejemplo a seguir.
Mi admiración también para tus padres por haber apoyado tu sueño.
Gracias a Javier Navarro por la pista.
