La industria europea del automóvil está preocupada por el incremento de las ventas de los coches eléctricos chinos en nuestro continente. Parecen saber cómo lidiar con el mercado europeo y claramente les está yendo bien. Demasiado bien, consideran algunos países, empezando por Francia.
De hecho, el país vecino ha pedido a la Comisión Europea que investigue si las marcas chinas practican el dumping con el fin de imponerles más aranceles. El dumping es una práctica que consiste en vender en mercados extranjeros a precios por debajo del precio de coste o inferiores a los del mercado nacional, con el objetivo de reventar el mercado.
Así, Francia está aumentando la presión sobre Bruselas para que contraataque lo que considera ventajas desleales de China en sectores de exportación como los coches eléctricos.
Aunque el Comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, se ha declarado "partidario de abrir cuanto antes una investigación sobre el dumping de los coches eléctricos", la UE teme desencadenar una guerra comercial con Pekín.
El problema. Las marcas chinas, que ya han intentado en el pasado vender en Europa coches gasolina y diésel sin éxito, han visto en el coche eléctrico el trampolín ideal para meter pie en nuestro mercado. Con el coche eléctrico, la teoría es que todos los fabricantes partían desde cero, por tanto, tenían las marcas chinas tenían las mismas posibilidades que las marcas europeas de hacerse un hueco.
En un mercado de precios altos, las marcas chinas han apostado por proponer coches más baratos que sus equivalentes europeos. La diferencia entre un modelo chino y un europeo equivalente varía de entre 10.000 euros y 20.000 euros, según las gamas. Es sencillamente enorme.
Y no es sólo una cuestión de precio puro, la relación precio-producto de las marcas chinas les está siendo en la mayoría de los casos muy favorable. Así, en 2022, las marcas chinas -que incluye a la inglesa MG, pero no a Lynk & Co- han vendido 152.400 coches en Europa. De los cuales, 114.000 eran de marca MG. La inglesa de capital chino ha vendido en Europa más que Jeep, por ejemplo.
Las sospechas. El mejor ejemplo de la situación nos lo da el MG 4. Un compacto eléctrico que es 11.000 euros más barato que un Volkswagen ID.3 y que se permite el lujo de ser más barato que un Volkswagen Golf TSI. Desde la llegada a Europa del MG 4, la marca se ha defendido de practicar dumping.
El MG4 cuesta en China el equivalente a unos 25.000 dólares, mientras que en Europa su precio de partida sin ayudas es ligeramente inferior a 30.000 euros. MG no vende a un precio inferior al de su mercado nacional.
Sin embargo, eso no significa que pueda vender a precios bajos gracias a ayudas directas o subvenciones del estado chino que abaraten su producción, lo cual sería competencia desleal ya que la industria europea está infinitamente menos subvencionada en comparación.
El control casi absoluto de China sobre las materias primas y la fabricación de las baterías es otro factor a tener en cuenta.
Qué proponen Francia y la UE. Francia, que buscará el apoyo de Alemania, no se anda con rodeos y quiere imponer aranceles a los coches chinos. La Comisión Europea, por su parte, está estudiando la posibilidad de iniciar una investigación que podría permitir a Bruselas imponer gravámenes adicionales, conocidos como aranceles antidumping y antisubvenciones, a esos coches, según han declarado dos altos funcionarios a Politico.
Francia no cuenta con el apoyo de Alemania, cuyas marcas son muy dependientes del mercado chino (especialmente Mercedes), y no quiere enfadar al gigante chino por temor a una guerra económica en la que los alemanes tienen mucho que perder.
En todo caso, tampoco podemos olvidar que los coches europeos importados en China están sujetos a unos aranceles de entre el 15 % y el 25 %, mientras que un coche chino sólo paga un 10% al entrar en el territorio de la UE.