Si bien es cierto que la potencia y el rendimiento de los motores Ferrari está fuera de toda duda, como se están encargando de demostrar no sólo los bólidos rojos, sino también los Toro Rosso, que también montan propulsores Ferrari, la fiabilidad de los motores de Maranello está siendo muy preocupante.
Si hace tres semanas el motor de Felipe Massa reventaba a falta de tres vueltas para el final del GP de Hungría y privaba al brasileño de una victoria segura, ayer en Valencia era el V8 de Kimi Raikkonen el que se rompía en medio de una espectacular humareda. Y lo que es más preocupante, ambos motores se rompían en la parte final de su segundo ciclo.
Eso ya está siendo motivo de preocupación y profundo análisis en Maranello. De hecho, Felipe Massa ya decía ayer que Ferrari debería considerar la opción de utilizar el 'comodín' que este año permite la reglamentación y cambiar su motor de cara al próximo GP de Bélgica si existe la posibilidad de que pueda volver a repetirse un problema de fiabilidad. No olvidemos que Spa es de lejos el circuito más exigente con los motores de toda la temporada, y que llegar allí con una unidad que genera dudas sería realmente problemático para Massa. Sin embargo, la decisión no está clara, ya que después de Bélgica llegará Monza, otro circuito de motor, y tampoco es aconsejable afrontar estas dos carreras con la misma unidad.
Lo cierto es que la fiabilidad se está perfilando como el elemento clave y decisivo en una temporada tan igualada entre los dos grandes, McLaren y Ferrari, y en este aspecto el equipo de Woking parece contar con ventaja. Ya son dos carreras consecutivas en las que Ferrari ha visto como uno de sus motores se rompía, y una tercera sería muy difícil de asumir por la Scuderia...
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