Toda leyenda tiene un comienzo y hoy se hacen 25 años del inicio de una. Michael Schumacher debutaba en el Gran Premio de Bélgica de 1991 con un monoplaza del equipo Jordan en sustitución del encarcelado Bertrand Gachot. Aquel día el alemán tan sólo fue un piloto más, que tuvo que hacer un test, convencer a un jefe de equipo -el mismísimo Eddie Jordan- y pagar para correr.
A pesar del talento que desprendía seguro que nadie podía imaginar aquel día que ese piloto disputaría 307 Grandes Premios, se subiría en 155 de ellos al podio, en 91 de ellos a lo más alto y levantaría siete Campeonatos del Mundo de Pilotos. Seguro que si lo hubiesen sabido, Eddie Jordan no se lo hubiese pensado tanto antes de aquella carrera en Spa-Francorchamps. Pero bueno, comencemos por el principio.
Michael Schumacher nacio en Alemania el 3 de enero de 1969 en la localidad de Hürt-Hermülheim se subió a un kart por primera vez a los cuatro años acompañado por su padre, mecánico de profesión. Con 16 años ya era subcampeón del mundo de karting y a los 18 campeón alemán y europeo. Tras pasar por la Fórmula König, Fórmula Ford Alemana, Formula 3 Alemana -donde ganó el Gran Premio de Macao de F3- tomó parte en algunas carreras del Campeonato del Mundo de Resistencia.
Un asiento, más de un candidato
Precisamente, en 1991 Schumacher disputaba su primera temporada completa en el resistencia cuando le surgió la posibilidad de debutar en Fórmula 1. El equipo Jordan -capitaneado, no podía ser de otra forma por Eddie Jordan- acababa de debutar en la categoría con resultados bastantes aceptables.
Andrea de Cesaris compartía equipo con Bertrand Gachot en las filas del equipo con sede en Silverstone. Ambos habían conseguido puntuar en varias ocasiones y la temporada iba sobre ruedas cuando Gachot se veía involucrado en una pelea con un taxista en Londres que terminaba con una condena a cárcel para el piloto de Luxemburgo.
Willi Weber, mánager de Schumacher por aquel entonces veía en ese asiento una oportunidad que no podía dejar pasar. Le conseguió a Michael un test antes del GP de Bélgica donde dejó con la boca abierta a los presentes. Varios pilotos -más de uno de ellos con más experiencia que Schumacher- tampoco querían dejar pasar esa oportunidad por lo que la situación se antojaba complicada.
Finalmente, Jordan terminaba con conceder a alemán una oportunidad no sin previo pago de 150.000 libras que tuvo que recaudar entre sus patrocinadores. Algo similar a lo que sucede hoy en día en los equipos más discretos de la parrilla y tanto se ha criticado. Bueno, una reflexión más en el camino, prosigamos.
Schumacher nunca había estado en Spa. No es que no hubiese corrido nunca allí, es que nunca había estado allí. Algo que, por supuesto, no sabía el equipo. Después de aprenderse el circuito en una bicicleta, logró clasificar en la séptima posición, por delante de su compañero Andrea de Cesaris.
En la carrera, en la salida ganó dos posiciones pero un problema de embrague que ya había notado en clasificación le dejó colgado una curva después. Los mecánicos no había querido sustituirle la pieza y el resultado, no pudo haber sido peor para su debut. A pesar de todo, Michael Schumacher consiguió hacerse un hueco en la Fórmula 1.
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