Una de las grandes ventajas de los FCEV, o vehículos propulsados por hidrógeno, es que ofrecen una experiencia de uso similar a la de los vehículos de combustión. Mientras que la conducción es totalmente eléctrica, el tiempo de repostaje y la autonomía se acercan más a los de un automóvil térmico ordinario.
Por ejemplo, el nuevo Toyota Mirai permite repostar al cien por cien en apenas 5 minutos y exhibe una autonomía homologada de 650 km, cercana a la de muchos utilitarios comunes. Pero tal vez te consideres un coyote de la carretera, un nómada del asfalto que guste de pasar horas al volante y esos 650 kilómetros se te queden cortos. No te preocupes, sigue leyendo y quizás te sorprenda.
Hidrógeno para más de 1000 km sin repostar, ¿es posible?
Sí, el nuevo Toyota Mirai mostró una autonomía homologada en Ciclo WLTP de 650 kilómetros. Eso quiere decir que la autonomía real en un momento dado puede ser menor, pero también mayor. ¿Es eso posible?
El pasado mes de mayo conocíamos el hito logrado por un grupo de entusiastas del hidrógeno (entre ellos, Victorien Erussard, capitán de la embarcación ecológica Energy Observer) de superar a bordo del nuevo Mirai el millar de kilómetros sin necesidad de parar a repostar. En concreto fue un trayecto de 1003 km por el sur de París y la región Centro-Valle del Loira, circulando por carreteras comunes y con tráfico real.
Para lograr los más de 350 km de autonomía extra, los conductores (que no eran profesionales) practicaron un estilo de conducción “ecológico”, sin recurrir a trucos ni equipamiento extra. Con sencillas técnicas al alcance de cualquier conductor, consiguieron reducir el consumo medio de los 0,8 g/100 km homologados por el nuevo Toyota Mirai a 0,55 g/100 km durante la travesía por las carreteras francesas.
Con todo, estos más de 1000 km de autonomía ponen al FCEV de Toyota a la altura de los mejores modelos de combustión y muy por delante de los vehículos eléctricos de batería. Una cifra excepcional que podría llegar a ser habitual a medida que la tecnología de pila de combustible se vaya perfeccionando. Y ello podría convertir al coche de hidrógeno en la mejor opción para largos trayectos según aumente la red de hidrogeneras por nuestras carreteras.
1000 km de autonomía para viajes increíbles
Para que seamos conscientes del avance que supone el récord del Toyota Mirai, en las próximas líneas vamos a plantear una serie de trayectos que abarquen esa distancia. Viajes sin repostaje que nos permitan alcanzar destinos increíbles o que supongan una gran experiencia en sí mismos. Hasta 1000 kilómetros de circulación limpia y sin necesidad de repostaje que muestran el futuro de los viajes por carretera.
Euskadi - París: ruta por la alta cocina
Euskadi es, sin duda, la cuna de la cocina de vanguardia en España. Si hoy se habla de nuestro país como uno de los referentes culinarios a nivel mundial, es gracias a la revolución que iniciaron chefs como Arzak, Subijana, Arguiñano y otros tantos hace más de cuarenta años. Todos ellos recogieron el testigo de la nouvelle cuisine francesa, que hoy tiene su epicentro en París, a la postre, la ciudad europea con más estrellas Michelin.
Tanto si salimos de Bilbao como de San Sebastián, podemos iniciar una peregrinación hasta la capital francesa pasando por ciudades como Burdeos (refugio francés de Gordon Ramsey), Poitiers (lugar de nacimiento del gran Joël Robuchon) o Tours (cuna de los mejores vinos blancos del mundo).
Tarifa - Salinas: peregrinación por el surf
Si pensamos en un destino para surfear en España, seguro que se nos viene a la cabeza Tarifa. La ciudad gaditana cuenta con un enclave privilegiado entre el Atlántico y el Mediterráneo, lo que la ha convertido en la Capital Europea del Viento y un destino privilegiado para los amantes de los deportes acuáticos.
No obstante, muchos surfistas apuntan a las playas del Cantábrico como las mejores para practicar este deporte. Una de ellas podría ser la de Salinas, un extenso arenal en el centro de la costa asturiana famoso por el fuerte oleaje que recibe. Cuenta la leyenda que fue allí donde nació el surf en España, cuando dos gijonenses se lanzaron a las olas tras ver una portada de los Beach Boys. No son pocos los amantes del surf que, según el momento de la temporada, recorren la península de norte a sur (o viceversa) buscando las mejores olas para surcarlas con su tabla.
A Coruña - Huelva: recorriendo la costa atlántica
Los españoles tenemos la suerte de disfrutar del Mediterráneo, clave en nuestra gastronomía y calidad de vida. Con todo, no debemos darle la espalda al Atlántico, que enriquece las costas de Galicia, Andalucía y sobre todo Portugal. Nuestros vecinos siempre han tenido la vista puesta en el océano, lo que ha influido en su cultura, historia y demografía.
Recorrer la costa atlántica es uno de esos viajes donde no importa el punto de partida ni el destino. Podemos salir de A Coruña y disfrutar de percebes y Ribeiro, terminando en Huelva para hacer lo propio con la coquina y la gamba blanca. Y, en el camino, disfrutar del vino de Oporto, los pastéis de nata de Belém o la cataplana de pescado y marisco del Algarve. Pero nunca debemos abandonar los espectaculares acantilados, las playas casi vírgenes y los encantadores pueblos de pescadores.
Blanes - La Spezia: glamour y exclusividad
¿Qué tienen en común Blanes (Girona, 39 mil habitantes) y La Spezia (Liguria, 93 mil habitantes)? Pues que estos municipios costeros marcan el inicio y el fin de una de las rutas más espectaculares que podemos hacer en coche. Recorreremos litorales de gran renombre y con aroma a lujo y glamour, como la Costa Brava, la Riviera Italiana o la Côte d'Azur.
En nuestro trayecto, nos encontraremos con varios núcleos portuarios que antaño dominaron las grandes rutas comerciales del Mediterráneo occidental, como Marsella, Niza o Génova. Aunque también podremos visitar otros enclaves de gran encanto como Ampuriabrava, Saint-Tropez, Cannes o San Remo. Las imágenes de postal, la brisa marina y los atardeceres de ensueño serán una constante en todo el camino.
Madrid - Santa Cruz de Tenerife: a las islas con nuestro coche
¿El Toyota Mirai también puede nadar? Todo es ponerse; pero, por supuesto, este trayecto tiene truco: montar en ferry. Desde Madrid o cualquier otro punto céntrico de la península podemos conducir hasta Huelva, puerto desde donde parten estas embarcaciones hacia las Islas Canarias, y allí embarcar con nuestro vehículo para recorrer los más de 1300 km que las separan de la península.
Viajar en ferry es una experiencia a medio camino entre el crucero y el van life, ya que puedes optar por alquilar un camarote o dormir en tu propio vehículo (según compañías). Y una vez en destino, tienes la opción de moverte con tu propio coche (te saldrá más barato que alquilar uno allí) e incluso cambiar de isla (también hay ferries entre ellas). Desde luego, también puedes usar este tipo de transporte para visitar las Baleares, Cerdeña e incluso las Azores.
La Seu d’Urgell - Lugano: un viaje de cinco países
Por suerte, Europa es una región de distancias cortas y podemos visitar varios países en un solo trayecto si planificamos bien la ruta. Podemos partir de alguna localidad del Pirineo, como la La Seu d’Urgell, que fuera de temporada de esquí están tranquilas y apacibles. Desde allí, es posible cruzar Andorra, con su mística de escondite montañoso para gente acaudalada, y adentrarnos en Francia por la Ruta de los Cátaros (imprescindible Carcasona).
Desde ese punto, es factible cruzar los extensos campos de viñedos y lavanda de la Provenza y conocer ciudades como Montpellier, Aviñón o Grenoble, al pie de los Alpes. Pero, en vez de adentrarnos en las montañas, giraremos hacia Italia para visitar las grandes perlas del norte del país transalpino: Turín y Milán (no olvidar sus duomos y sus galerías comerciales). Finalmente, podremos acceder a Suiza desde el sur y llegar hasta Lugano, famosa por su tradición chocolatera.
Sevilla - Gijón: tras el rastro de las calzadas romanas
Si viajamos por la autovía A-66, que une el norte y el sur de la península, nos sorprenderá el nombre que recibe: Autovía de la Plata. Esto es porque esta carretera sigue el trazado de la milenaria Vía de la Plata que construyeron los romanos para unir Emerita Augusta (Mérida) y Asturica Augusta (Astorga). Actualmente, la A-66 va desde Sevilla hasta Gijón, abarcando otras calzadas romanas como la Vía XXIII o la Vía Carisa.
Por supuesto, tanto la ciudad andaluza como la asturiana son magníficos destinos que visitar. Pero lo realmente interesante de esta ruta es admirar los enclaves menos conocidos del camino: la señorial Zafra, la monumental Plasencia (con el Cerezo en Flor si vamos en primavera), o la propia Astorga (imprescindible, su Palacio Episcopal de Gaudí). Y podemos aprovechar para degustar también la gastronomía más auténtica de estos lugares: los quesos cremosos, la cabra verata, o incluso la chanfaina, común en todo el recorrido pero preparada de forma muy distinta según el lugar.
Como vemos, 1000 kilómetros pueden dar para mucho, más aún con la libertad de movimientos que te da viajar en tu propio coche. Que te recomendemos estos trayectos sin necesidad de repostar no quiere decir que los hagas del tirón sin parar en el camino.
Recordemos que la DGT y otros expertos recomiendan hacer una parada al menos cada 2 horas para estirar las piernas y descansar la vista. Tómatelo con calma: lo ideal es hacer al menos un par de noches y disfrutar del recorrido sin emisiones contaminantes.
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