BMW X1 xDrive23d, miniprueba (parte 2)

Una vez sentada a los mandos de este BMW X1 lo que primero me llama la atención es la posición al volante, que sin duda es muy baja para ser un todocamino. El volante y asiento se regulan en profundidad y altura, lo que permite una correcta postura y espacio suficiente para los conductores más altos.

Como en todos los vehículos de esta marca bávara, los mandos están al alcance de las manos del conductor y no tiene luces ni palancas que interfieran en la conducción. Dispone de múltiples portaobjetos, como uno especial para la bebida del acompañante que se desmonta y esconde en la guantera central.

Las puertas disponen de una goma en el lateral para poder sujetar carpetas o papeles. En estas, no cabe ningún tipo de botella que aloje líquidos. Todos los materiales utilizados en el interior continúan con la calidad de la marca, estando muy bien ajustados y acabados. Los interiores se combinan en dos colores lisos.

El maletero dispone de espacio suficiente para el equipaje de todos los ocupantes (420 litros), ampliable al poder echar hacia delante el respaldo de los asientos traseros (490 litros), aunque, si hacemos esto, en esas plazas no se puede viajar, ya que quedan totalmente horizontales.

Con los asiento plegados (de manera 40/20/40) y su altura hasta el techo se pueden transportar grandes bultos, como una caja homologada para el transporte de perros de tamaño medio, así dispone de 1.350 litros.

El piso del maletero dispone de dos anchas gomas para sujetar los bultos más pequeños. Los asientos traseros se pliegan hasta formar un espacio de carga plano, bajo la tapa del maletero no existe ni el kit antipinchazos ni una rueda de repuesto, lo que encontramos es la batería y el sistema de control de presión de los neumáticos.

Sensaciones al volante

Una vez en marcha lo probamos primero por carretera, *gracias a la altura del asiento la sensación de ir “pegados” al asfalto es mayor que en un todoterreno o todocamino al uso, aunque con la suficiente altura para poder ver más que si viajáramos en un turismo.

Tras unas horitas de carretera, el asiento sigue siendo muy cómodo, sujeta perfectamente en curvas y no te sientes cansado. La rumorosidad es prácticamente nula, pudiendo escuchar tan solo el ronroneo del motor, perfecto para conducir tranquilamente.

Gracias a su caja automática-secuencial Steptronic, circular de lo más relajado es posible, aunque en carreteras viradas, podemos jugar con las marchas como si fuera un manual y divertirnos de lo lindo, ya que el BMW X1, lo permite.

El sistema de tracción total xDrive también interviene en la conducción, corrigiendo la trayectoria en curva al “jugar” conjuntamente con el control de estabilidad, DSC, así siempre que alguna rueda pierda adherencia, es posible recuperarla al enviar tracción a las ruedas que si lo tienen, bien sean las delanteras, traseras o laterales.

Opcionalmente puede montar un sistema para reglar el comportamiento del chasis, Performance Control, trabaja junto a la tracción total y facilita que el BMW X1 siga la trayectoria marcada con el volante bajo circunstancias adversas, al frenar la rueda interior trasera en curva, si es necesario. Monta de serie control de descensos, ideal para cuestas heladas en invierno o simplemente para arrancar desde un plano inclinado.

Una vez fuera del asfalto este BMW X1 es mucho más divertido de conducir de lo que creía, en pistas rápidas podemos disfrutar al desconectar alguno de sus controles y por pequeñas trialeras, recalcando que deben ser muy sencillas con desniveles pequeños, pasa mejor de lo que pensaba, pese al perfil que cuentan sus neumáticos (225/50 R17) y la poca altura al suelo (194 mm), comparado con otros SUV.

Sobre suelo deslizante, ya sea nieve, lluvia o barro (y siempre sin pasarnos, insisto no es un todoterreno) se mueve ágilmente con aplomo, superando los obstáculos o circulando con seguridad sin “irse hacía los lados”. Realmente me ha sorprendido este BMW X1, ya que pensaba que iba a ser un poco menos todocamino de lo que creía. Por carretera no me ha defraudado, al fin y al cabo, lo ha fabricado una de las marcas que mejor se mueven sobre el asfalto.

El reparto de tracción es normalmente del 40-60 delante y detrás respectivamente, al entrar en acción el sistema de tracción integral, esta fuerza puede ser repartida hasta el 100% en uno de los ejes si fuese necesario. Los frenos de disco en ambos ejes, si le damos mucha “caña” en carreteras viradas, pueden llegar a fatigarse, siendo su frenada un tanto esponjosa en el principio del recorrido.

Este motor, como el resto de la gama BMW X1, monta la tecnología EfficientDynamics, con alternadores que regeneran la energía aprovechando las deceleraciones, servodirección eléctrica, compresor desacoplable del climatizador, bomba eléctrica de combustible y un especial diseño aerodinámico, hacen que sus consumos se reduzcan un poco más.

Según el fabricante el consumo medio es de 6,3 litros, que comparado con sus rivales más directos, (Ford Kuga, Honda CR-V, Toyota Rav4, Audi Q5 o Volkswagen Tiguan, entre otros) es el que menos combustible gasta. El BMW X1 ha superado las pruebas EuroNCAP con cinco estrellas.