BMW M GmbH está de cumpleaños. Cuatro décadas son las que lleva enamorando a los devotos de los coches deportivos de calle o de competición, y todo parece indicar que seguirá siendo así en las próximas cuatro décadas.
Desde que me dedico a esto de probar coches hace más de una década, he tenido la suerte y el privilegio de probar muchos de los BMW M que han pasado por el mercado. El primero que conduje fue un BMW M5 de tercera generación con el motor V8 de 400 caballos.
El siguiente que conduje fue un M3 E46 Cabrio, luego el Coupé con cambio SMG II y también la versión manual. Pero fue cuando tuve entre mis manos durante una semana el BMW M3 CSL cuando sucumbí a los encantos de esta división de Motorsport de BMW. Se me ponen los pelos de punta pensado que la historia de BMW M comenzó mucho antes, así que nada mejor que hacer un repaso a sus 40 años de existencia…
Los coMienzos
Fue en el año 1972 cuando la marca alemana dio luz verde al proyecto de desarrollo de BMW Motorsport GmbH, una división de la marca alemana que hoy recibe el nombre de BMW M GmbH. Inicialmente esta división estaba especializada en el desarrollo de coches de carreras como el 3.0 CSL, que en 1973 se alzó con la victoria en las 24 Horas de Nürburgring.
BMW registró en 1972 la marca BMW Motorsport GmbH, y comenzó a trabajar con 35 empleados llegados de Porsche o Ford Racing entre otros. De sus instalaciones situadas en Preussenstrasse salieron en 1973 coches como el 2002 de rallies con solo 950 kilos y 240 caballos de potencia extraídos del motor dos litros o el 3.0 CSL.
Este coche era una auténtica revolución. Puertas de aluminio, una caja de cambios de cinco velocidades con partes en magnesio, un peso total de 1.092 kilos y 360 caballos de potencia. ¿El origen de la leyenda?
Los primeros M de calle pasaban desapercibidos
Los éxitos que cosechaban en competición los coches de BMW M, despertaron la curiosidad en muchos seguidores de la marca que comenzaban a pedir modelos más deportivos para andar por la calle. Así algunos de los 530, 533i y 535i producidos a partir de 1974 llevaban un toque M que les hacía diferentes, más radicales y más divertidos de conducir.
Solo seis años después de la creación de BMW Motorsport, en 1978 el espectacular BMW M1 tomaba las calles. El primer M de calle era un superdeportivo biplaza con 273 caballos de potencia y se produjo entre los años 1978 y 1981. Estaba basado en el BMW Turbo, un prototipo presentado en el año 1972.
Como curiosidad cabe destacar que BMW había encargado el suministro de la carrocería a Lamborghini, pero los problemas financieros que pasaba la marca italiana impidieron que pudiesen cumplir con los plazos que BMW les había marcado y buscaron otra forma de trabajo que obligaba a que cada BMW M1 pasase por muchos pasos antes de llegar al paso de ensamblaje final.
Si queréis profundizar más en la historia del BMW M1, os recuerdo que mi compañero Delco hizo un especial sobre él a mediados del año pasado en el que en la parte 1 se repasa la historia del modelo de calle y en la parte 2 se hace especial repaso a sus éxitos en competición.
Un M al 100%
En 1980 BMW M se aleja un poco del supercoche que habían desarrollado, y llega la primera berlina deportiva 100% M, el M535i. Era la época dorada del departamento de Motorsport, con su participación en la Fórmula 1 rodeada de éxitos, champagne y olor a laurel.
Ese M535i no fue más que el origen de un modelo que llegaría en 1984 para romper moldes. Hablamos del primer BMW M5 (E 28) que desarrollaba 286 caballos de potencia, una cifra muy considerable para la época pero lejos de los 560 caballos que desarrolla el BMW M5 actual que probamos hace unos meses (parte 1, parte 2, parte 3 y parte 4).
El BMW M5 alcanzaba una velocidad máxima de 245 km/h y triplicaba la potencia del Serie 5 menos potente, el 518i. En la publicidad del primer BMW M5 la marca alemana utilizaba la frase “Executive Express”, que todavía hoy podría aplicarse al BMW M5 actual ya que mantiene la misma filosofía.
Paralelamente nacía el M635CSi Coupé, que junto con el BMW M5 eran los primeros coches “asequibles” que montaban el motor del BMW M1. Hoy en día el M635CSi Coupé es uno de los BMW más cotizados por los amantes de los “trastos” antiguos.
En 1986 nacía el BMW M3, aunque de él y su historia haremos un completo repaso en los próximos días, así como el resto de modelos BMW M. Pasamos por tanto al año 1988 que es cuando nace el segundo BMW M5 de la historia (E 34).
El segundo BMW M5 tenía un motor de seis cilindros, originariamente con una cilindrada de 3.6 litros y luego evolucionados a 3.8 litros, con potencias de 315 y 340 caballos respectivamente. La inscripción M Power aparecía impresa sobre la tapa de las válvulas como ocurría con su hermano pequeño el BMW M3.
En 1992 nace sobre esta base el primer BMW M5 Touring de la historia, una versión familiar que llevaba al extremo el concepto de familiar deportivo del resto de BMW Serie 5 Touring. No sería el único BMW M5 que tuvo este tipo de carrocería, y hoy esos coches son rarezas complicadas de conseguir.
1998: el BMW M5 alcanza 400 caballos (E 39)
La tercera generación del BMW M5 nació en 1998 y su principal novedad era que por primera vez abandonaba los motores de seis cilindros en línea para adoptar un V8 atmosférico de 400 caballos de potencia y 500 Nm de par.
Ese fue el primer BMW M que pude conducir, y ahí esa letra y las tres líneas de color que le acompañan comenzaron a seducirme.
Estéticamente los cambios respecto a las versiones más deportivas de la Serie 5 eran muy sutiles en esta tercera generación. Únicamente un frontal con unos faldones más deportivos, las cuatro salidas de escape y los característicos espejos retrovisores redondeados le delataban. De él se fabricaron 20.000 unidades y muchos apenas pasan hoy de los 10.000 euros de precio.
2004: llega el motor de diez cilindros (E 60)
En el año 2004 aparece la cuarta generación del BMW M5 y la primera del BMW M6, heredera esta última del M635i Coupé que dio origen a los BMW M de calle. Este nuevo BMW M5 deslumbró principalmente por el motor que escondía bajo el capó delantero.
Se trataba de un bloque de cinco litros con arquitectura V10 y diez cilindros que desarrollaba 507 caballos de potencia y 520 Nm de par, alcanzando las 8.000 revoluciones por minuto. A este glorioso y goloso motor se unía por primera vez en el BMW M5 una caja de cambio SMG de siete velocidades. Las siglas SMG habían llegado mucho antes a su hermano pequeño con el M3 E36, pero lo hacía por primera vez en el M5.
La potencia aumentaba en este BMW M5 un 25% respecto al modelo anterior, mientras que un motor de M5 conseguía sobrepasar también por primera vez la barrera de los 100 caballos por litro de cilindrada en un atmosférico. Las prestaciones eran realmente impresionantes, ya que aceleraba de 0 a 100 km/h en solo 4,7 segundos, mientras que el 0 a 200 km/h lo hacía en 15 segundos.
No hemos publicado en Motorpasión ninguna prueba de ese modelo concreto, pero si lo hice de su hermano el BMW M6 Cabrio (parte 1, parte 2, parte 3 y parte 4). Muchos criticaban ese motor por los elevados consumos y escasa autonomía que tenía, pero se lo dejé a Javier Costas durante un par de horas y le hizo una prueba de conducción eficiente con resultados espectaculares.
El BMW M5 y la era del turbo
En junio del año pasado, BMW anunciaba la llegada de la quinta generación del BMW M5. En esta ocasión y como viene siendo habitual, volvían a sorprender a todos con la incorporación de un motor V8 de 4.400 centímetros cúbicos turbo que alcanza 560 CV entre 6.000 y 7.000 RPM y el par máximo de 680 Nm lo da desde 1.500 RPM.
Tuve la oportunidad de probar este coche recientemente (parte 1, parte 2, parte 3 y parte 4), y solo es necesario volver a ver el vídeo que hice de él para darnos cuenta de que el BMW M5 sigue enamorando como lo hacía el M535i en 1980.
En los próximos días seguiremos repasando la historia de otros BMW M ahora que esta división cumple 40 años, con especial mención a su modelo estrella el BMW M3. También habrá espacio para los Z3 M Coupé y Roadster, los Z4 M Coupé y Roadster y los todavía poco aceptados X5 y X6 M.