El otro día os contábamos algo que puede sonar obvio, pero que no lo es tanto. Os decíamos que Audi ha sido en 2014 la marca de coches, incluyendo generalistas y Premium, que ha vendido más coches con tracción a las cuatro ruedas en nuestro país. Si a esto unimos que ese hito lo llevan consiguiendo varios años seguidos, es posible que en tu garaje descanse un Audi con tracción quattro.
Lo que tal vez mucha gente no sepa, es que Audi dispone de varios sistemas de tracción a las cuatro ruedas, los cuales varían de modelo en modelo. No es igual el sistema de tracción quattro de un Audi R8 que el de un A3, y por eso a continuación os vamos a contar, sin demasiados tecnicismos, como son los cuatro sistemas de tracción Audi quattro y a que modelos aplica cada sistema.
El primer sistema del que vamos a hablar es del que reparte la potencia entre ambos ejes mediante un embrague electrónico multidisco de accionamiento hidráulico situado en el tren posterior para mejorar el equilibrio de pesos. Es el sistema que llevan los Audi A3, Q3, TT, S1 y S1 Sportback.
Otro sistema, que además es el más común en la gama Audi, es el de los modelos con el motor ubicado en posición longitudinal. En ellos se recurre a un diferencial central autoblocante mecánico con reparto asimétrico dinámico, el cual está formado por un conjunto de engranajes que distribuyen la potencia de forma instantánea.
En condiciones normales el 40% del par va al eje delantero y el 60% al trasero, pero en cuanto hay pérididas de motricidad esos porcentajes varían considerablemente dependiendo de la configuración y planteamiento de cada modelo. Es como decíamos el sistema más común, ya que lo montan los Audi A4, A5, A6, A7 Sportback, A8, Q5 y Q7.
Pasando ya a los modelos de corte más deportivo, nos encontramos con el famoso diferencial central de corona que gestiona individualmente el par en cada rueda. En condiciones normales la potencia se reparte en una proporción 40:60 que puede variar hasta alcanzar una proporción 70:30 o 20:80 en los ejes delantero y trasero respectivamente dependiendo de la adherencia. Este sistema lo encontramos en el RS 4 Avant, el RS 5 Coupé y el RS 5 Cabriolet.
Por último, como os decía al comienzo de este artículo, no tiene nada que ver el sistema del R8 con su motor central al del resto de modelos. Este cuenta con su propia tecnología, ya que tiene un diferencial de acoplamiento viscoso, a donde llega la fuerza del motor a través de un árbol de transmisión, y que puede enviar entre un 15% y un 30% del par a las ruedas del eje delantero, premiando en todo caso el eje trasero. De ahí que el Audi R8 se conduzca más como un coche de propulsión que como un quattro.
Y por concluír este artículo, hay que recordar que todo esto de las versiones quattro y que la marca de los cuatro aros haya basado su posicionamiento en la tracción a las cuatro ruedas para diferenciarse de sus rivales, nació en 1980 cuando se presentó el Audi quattro, aquel coche basado en el Audi Coupé que dio origen al coche de rallyes, un coche con el que consiguieron dos campeonatos del mundo consecutivos entre 1982 y 1984.