Desde 2010, Jeep (del Grupo Chrysler) mantiene un pulso con la NHTSA en Estados Unidos, el organismo dedicado a la seguridad vial. Esta autoridad quería que se llamasen a revisión 2,7 millones de Grand Cherokee y Liberty (Cherokee en España) por un fallo de diseño que podría producir un incendio en una colisión por alcance a baja velocidad.
Me refiero a tener el depósito de combustible por detrás del eje trasero, haciéndolo vulnerable. Después de andar a la gresca, Jeep ha cedido y acepta una llamada a revisión voluntaria de gran parte de esos coches, por supuesto sin admitir que tenían un defecto de diseño.
El quid de la cuestión está en la modificación para remolcar, que consta de refuerzo estructural, anclajes, la "bola", etc. En aquellos modelos que hayan instalado una modificación para remolcar, serán inspeccionados, no así los que tienen el accesorio original, ya sea de Jeep o de Mopar.
Fruto del acuerdo entre Jeep y la NHTSA, se van a revisar 1,56 millones de unidades de Grand Cherokee (1993-1998) y Liberty (2002-2007). Unos 2.300 concesionarios a nivel nacional van a recibir una notable carga de trabajo. Los clientes no tendrán que pagar nada, como es menester.
Muchos fabricantes estaban temblando ante la posibilidad de que la NHTSA empezase a forzarles a mejorar retroactivamente modelos completamente desfasados ya, por los costes que eso supone, con tal de hacerlos más seguros. Lo de hoy es un ni pa ti ni pa mi.
En un comunicado a la prensa, Jeep dice que llevará a cabo la revisión por la preocupación que ha podido causar a los clientes y a sus familias. Mejor reconocerlo tarde, que nunca. En Europa de momento no se va a llevar a cabo una llamada a revisión de este tipo, será que no se preocupan tanto de sus clientes y respectivas familias en este continente.
Fuente | Automotive News