El pasado 9 de septiembre de 2009 un vecino de Pont de Suert (Lleida) decidió tomarse la justicia por su mano. Aquel radar de Villaller (pk 130, N-230) había cazado a su Audi S3 dos veces.
Cuando todavía escocía en sus bolsillos la doble multa, paró en el lado contrario de la carretera, armado con un rifle. Sin mediar palabra descerrajó tres tiros al cinemómetro, que quedó bastante dañado: cámara de vídeo exterior, cristales, flash, antena y objetivo. Creyó en su impunidad, pero los Mossos le pillaron y fue a los tribunales.
Durante el juicio, los agentes demostraron que un coche igual que el del acusado y el “único de la zona”, un S3 azul eléctrico, estacionó cerca del radar instantes antes de que dejase de funcionar. Aunque el acusado insistió en su inocencia, reconoció tener rifles en casa. El manual del perfecto asesino dice que hay que rematar la víctima para que no hable, pero la cinta sobrevivió.
¿En qué ha quedado la cosa? Para empezar, 5.400 euros de multa, solo por disparar contra el radar. Además, deberá pagar el coste de la reparación, más de 33.000 euros al Servei Català de Transit o a su aseguradora. ¿Creéis que destrozar a tiros un radar no tiene precio y para todo lo demás Mastercard?
Fuente | La Vanguardia
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