Barcelona, que ha sido un año más la ciudad española más atascada, quiere reducir la siniestralidad en sus calles y, como la DGT, considera que una de las mejores medicinas es la de combatir el exceso de velocidad. Así, el Ayuntamiento de la Ciudad Condal ha confirmado que instalará 20 nuevos radares fijos en vías donde los automovilistas suelen pasarse pisando el acelerador.
Como recoge La Vanguardia, se trata de las calles del Eixample, donde, según el Ayuntamiento, por aprovechar los semáforos en verde, los automovilistas hunden el pie más de cuenta convirtiéndose en "autopistas urbanas" en las que se supera habitualmente el límite de 50 km/h. En concreto, los nuevos dispositivos de control de velocidad se ubicarán en las calles de Gran Vía, Aragó, Balmes, València y Urgell.
Pero combatir la velocidad también pasa por reducir el límite máximo en las calles de la capital catalana: la semana pasada, el consistorio presentó su programa 'Barcelona, ciudad 30' y que pretende poner en marcha este mes de febrero.
Así, según publica El Periódico, el Ayuntamiento fijará primeramente el límite a 30 km/h en todas las vías de la denominada red secundaria, que soportan un número más reducido de vehículos, para después ampliarlo en una segunda fase, ya en 2021, incluyendo calles como la Via Laietana, Torras i Bages, Diputació, Travessera de Gràcia o Consell de Cent. Actualmente, un 52,3 % de las calles de Barcelona ya están limitadas a 30 km/h.
Más radares para las calles con más de accidentes
El exceso de velocidad preocupa en la Ciudad Condal, que relacionan directamente con el índice de siniestralidad. En 2019 aumentó ligeramente respecto al año anterior, fijándose en 22 fallecidos en accidentes de tráfico (en 2018 fueron 21). "Son cifras elevadas y lo seguirían siendo con una sola víctima", ha señalado la concejal de Movilidad, Rosa Alarcón, según recoge El Periódico.
Barcelona se ha fijado el objetivo de llegar a 2022 sin superar las 18 víctimas mortales en accidentes de tráfico y los 167 heridos graves. En 2019 estos últimos se fijaron en 202.
Así, además de introducir el límite a 30 km/h en más calles, entrarán en juego estos 20 radares fijos que controlarán el exceso de velocidad en estas arterias del Eixample, a fin de que se cumpla el límite de 50 km/h, pues son además las que concentran la mayor tasa de accidentes de Barcelona.
De hecho, la calle Aragó fue la vía con más zonas de concentración de accidentes en 2019, como también lo fue el año anterior. El mayor punto negro de esta calle está en el cruce con rambla Catalunya, donde el año pasado se registraron 22 accidentes. Le sigue la intersección con Lepant (19) y con Balmes (16).
Según ha señalado Alarcón, han optado por radares fijos y no móviles porque lo que buscan es que se respete la velocidad y no poner multas: "No serán radares escondidos", ha afirmado. Su llegada, no obstante, no será inmediata: el Ayuntamiento ha confirmado que el proceso de licitación comenzará en las próximas semanas, pero estos dispositivos no estarán instalados hasta, previsiblemente, dentro de un año. Es decir, 2021.
En paralelo, este año el consistorio prevé instalar radares de tramo en el Túnel de la Rovira, el Túnel de Badal y en la ronda Litoral a su paso por el Moll de la Fusta. El del túnel de la Rovira entrará en funcionamiento en verano.
De esta manera, Barcelona sigue la misma estrategia que la DGT batallando la siniestralidad controlando aún más la velocidad. Prueba de ello son los 78 nuevos radares que Tráfico instaló el año pasado, de los cuales 15 eran de tramo y el resto fijos.
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