Detrás de la mayoría de las marcas se esconde el nombre o apellido de su fundador, y en el caso de Renault, su nombre viene de Louis Renault. ¿Qué relación tiene la empresa ahora con sus descendientes? Pues ninguna, porque en 1945 le fue expropiada por el Gobierno de Francia.
El año que viene un tribunal francés decidirá si tiene sentido la reclamación de los nietos de Renault para reparar la imagen de su abuelo. Se basan en una norma jurídica de 2010 que permite impugnar leyes. En este caso, la impugnación sería consecuencia de no respetar el derecho a la propiedad.
Por su parte, el Gobierno dice que los hechos han prescrito y no tiene ganas de remover los años oscuros. ¿Pero por qué le fue arrebatada a Renault su empresa? ¿Qué hizo Loius Renault? ¿Qué dejó de hacer? Para eso tenemos que viajar en el tiempo, y poner las cosas en su contexto histórico.
Tenemos que retroceder hasta la Primera Guerra Mundial.
Renault y Francia
Al fundador de Renault le pilló la contienda de lleno, pues nació en 1877. En los primeros compases de la guerra, Renault colaboró con su patria, ayudando a transportar a la guarnición de París al frente en septiembre de 1914, la mayoría con coches de su marca. Se les conoció como los “taxis del Marne”.
Por eso y su contribución bélica con el tanque ligero Renault FT 17, Louis Renault fue condecorado con la Gran Cruz de la Legión de Honor. Su pequeño imperio, iniciado en 1899 con sus hermanos, emplea a 20.000 personas ya en 1928 y es uno de los grandes empresarios franceses.
Los alemanes salieron muy escocidos del Armisticio de 1918, donde los aliados forzaron unas condiciones muy duras para la rendición: expropiaciones territoriales, fuertes indemnizaciones, recorte de su ejército… Eso acabó propiciando, al cabo de los años, el ascenso del nacionalsocialismo, el auge de Hitler y las ganas de tomarse la revancha.
Durante la Primera Guerra Mundial, Alemania se quedó atascada en una guerra de trincheras, al igual que los franceses, ingleses o italianos. Fue una guerra de desgaste, en la que no hubo grandes avances. Los militares germanos no quisieron repetir la Historia y para la revancha se pensaron las cosas dos veces.
Los militares de Hitler ponen en práctica la guerra relámpago, o Blitzkrieg, que consistía en atacar muy duro y muy rápido con la aviación, la caballería (tanques), artillería e infantería fuertemente motorizada. Las primeras conquistas de la Alemania nazi fueron increiblemente rápidas.
Por ejemplo, Dinamarca cayó en un solo día. Los ingleses y franceses fueron incapaces de hacer frente a la supremacía bélica alemana y se vieron completamente desbordados. Mediante movimientos en hoz (Operación Sichelsnitt), bordearon las fortificaciones francesas de la Línea Maginot y dieron a los galos una soberana paliza.
La bota nazi aplasta Francia con facilidad
Francia es ocupada en un mes y las tropas alemanas entran en París el 14 de junio de 1940. Para evitar una matanza, los franceses piden el armisticio. Los alemanes, que tenían memoria, obligaron a firmar la capitulación francesa en el mismo vagón de tren donde se firmó la rendición alemana de 1918 (la humillación de Compiègne). Luego Hitler ordenó destruir ese vagón.
Alemania impuso a Francia unas aplastantes condiciones: gastos de ocupación a cuenta de los franceses, tres quintos del territorio ocupados, ejército recortado, marina desmilitarizada… y obviamente, los alemanes utilizaron a su antojo el tejido industrial francés. Eso nos lleva de nuevo a Renault.
Bien de grado o por la fuerza, Renault colabora con el Tercer Reich, utilizando sus industrias para la producción bélica alemana. Eso dura hasta 1944, cuando Francia es liberada fundamentalmente por el ejército de Estados Unidos en verano. Tras la estampida de las huestes nazis, a Renault le queda el descalabro de su imagen.
Louis Renault, enfermo de afasia desde 1942, es acusado de colaboración con los nazis y la prensa se cebó con él. Se presentó voluntariamente ante el juez, fue inculpado y encerrado en Fresnes el septiembre de 1944. Un mes después, recibe por mediación de su mujer la visita de un médico.
El industrial francés tenía un traumatismo craneal y una aguda crisis urémica, se le trasladó a un hospital psiquiátrico y después a una clínica parisina. El 24 de octubre de 1944 Renault fallece, sin haber tenido ningún juicio. Existen fuertes indicios de que fue maltratado en prisión y las investigaciones oficiales no arrojan mucha luz sobre ello.
El 1 de enero de 1945, el imperio Renault es nacionalizado por el Gobieno provisional, es decir, que la empresa fue arrebatada a sus herederos. De nada sirvió que, aunque Louis, el presunto colaboracionista, hubiese fallecido, que la expropiación siguió adelante. Sus nietos siguen considerando que fue una injusticia.
Una ley del 29 de julio de 1967 ya reconoció que la familia de Renault merecía una indemnización, pero ahí se quedó la cosa. A día de hoy, Renault emplea a unas 120.000 personas, es uno de los tres principales fabricantes de automóviles de Francia. Permaneció en manos del Gobierno de Francia hasta 1986, cuando se empezó su privatización.
En solo 10 años, Renault ya era mayoritariamente de capital privado, pero aún hoy el Gobierno es accionista. Es, por lo tanto, imposible que los herederos de Louis Renault recuperen la empresa de su abuelo entera, ¿tendrán derecho a a la participación francesa en Renault?.
Si la reivindicación de la familia prospera, la reparación económica que no creo sea poco sustancial. La participación del Gobierno francés en Renault es del 15,7%, una considerable suma de dinero. Renault tiene una capitalización en bolsa de casi 7.700 millones de euros.
¿Fue Louis Renault un traidor o un superviviente?
Es un hecho que Renault colaboró con Alemania, desde luego, pero ¿en qué grado? Es de suponer que en esa época, los alemanes no pedían las cosas por favor. Quizás le habría salido más rentable a Louis Renault oponerse y pasar a la Historia como un renegado que recibió un disparo por su descortesía con los invasores. Sus fábricas habrían colaborado igualmente con Alemania, en tiempo de guerra no se hacen coches para particulares.
En su momento, se le echó en cara a Louis Renault haber producido “notablemente insuficiente” para su país en la Primera Guerra Mundial y las entreguerras, pero que en la SGM su colaboración respecto a Alemania fue “particularmente significante”, De Gaulle dixit en 1946.
Por otra parte, Renault no colaboró con la resistencia francesa, y a diferencia de Citroën y Peugeot, tampoco provocó sabotajes en sus fábricas para entorpecer el suministro bélico a los invasores. Renault produjo camiones y reparó tanques para la Wehrmacht (ejército alemán). La imagen a la derecha es de antes de la Guerra.
La verdad difícilmente la conoceremos, porque no hubo un juicio justo contra Renault. El 11 de enero conoceremos si el recurso de la familia prospera, e igual, Francia tiene que reconocer que no trató bien a su antaño condecorado ciudadano, que pasó de héroe a villano en muy poco tiempo.
Fuente | El Mundo, Wikipedia, Atlas ilustrado de la Segunda Guerra Mundial, The Telegraph