Aquí viene otra entrega de las pruebas de Noviembre Familiar®, con el monovolumen “zoom-zoom” como protagonista. La marca japonesa se lo está currando a base de bien, este es un ejemplo más, aunque el usuario medio siempre oye hablar antes de otros monovolúmenes como el Scenic, Altea, Picasso, etc. Al Mazda 5 no le faltan argumentos para convencer a sus futuros dueños, podreis verlo detenidamente, no he escatimado en detalles.
No deja a la altura del betún a ninguno de sus rivales, pero sí les pone en aprietos en algunos apartados. No pretendo adelantar las conclusiones, pero el resultado general obtenido por el Mazda 5 es más que satisfactorio. Para no perder detalle alguno, he preparado una galería completa de fotos, ¿con 50 teneis suficiente?.
Vamos a ver de qué pasta está hecho:
Exterior
El Mazda 5 tiene una longitud de 4.505 mm de largo, 1.745 mm de ancho y 1.615 mm de alto. Por dimensiones es más próximo a los monovolúmenes tochos como el C4 Grand Picasso, Opel Zafira o Grand Scenic, ya que está diseñado para 7 pasajeros. La línea es atractiva y tiene algunos guiños a otros modelos de Mazda. Detalles como las llantas de 17 pulgadas se agradecen, aunque las barras de techo en color negro no son la mejor idea, en mi opinión.
Las lunas tintadas de privacidad son equipamiento de serie en la versión analizada, Sportive, y no pueden tenerlas las versiones inferiores. El “5” tiene un argumento muy a favor de sus rivales: las puertas correderas laterales. No sólo suponen muchas facilidades a la hora de aparcar en lugares estrechos, también benefician el acceso/salida a la tercera fila de asientos.
A diferencia del Fiat Ulysse, Lancia Phedra, Citroën C8 y Peugeot 807 (el mismo coche, a fin de cuentas), se accionan de forma manual y no con un motorcito eléctrico. La verdad sea dicha, las puertas no pesan, pero siempre hay que vigilar a los pequeñajos para que no nos den un susto (los pictogramas de advertencia están bien situados). Las ventanillas no “pillan” la mano/brazo de un adulto, pero la de un niño sí, ojo con esto.
El portón trasero se abre en dos etapas. Sin hacer “fuerza” se abre hasta quedar a 1.802 mm del suelo (187 mm sobre el techo), pero si lo forzamos un poquito, alcanza 1.909 mm. Esto hay que tenerlo en cuenta en algunos aparcamientos donde podamos dañar el portón, lo que en una berlina no suele ser un problema. El estacionamiento, como describiré más adelante, es facilísimo gracias a la cámara integrada (opcional), que queda ingeniosamente oculta para no ensuciarse cuando no se utiliza.
Interior
Una vez visto el percal por fuera, pasemos adentro. En Mazda han pensado que su monovolumen tenía que ser muy modulable, y se lo tomaron bastante en serio. Pasar de 7, 6, 5… hasta 2 plazas es bastante sencillo. Los asientos no se pueden sacar del coche, como en el Volkswagen Touran o Renault Scenic, pero hay soluciones ingeniosas que hacen que eso no sea un problema.
La clave de la modularidad reside en la tercera plaza de la segunda fila. Por anchura y dureza del respaldo no es la mejor del segmento ni mucho menos, pero guarda un as en la manga. Esa plaza la podemos hacer “desaparecer” con un ingenioso sistema de plegado o sustituirla por un doble posavasos y bolsita portaobjetos con sencillas operaciones. Todas las posibilidades quedan descritas en la imagen que acabais de ver. El cinturón de seguridad es “de techo”.
Hecho este comentario sobre esta plaza, el Mazda 5 se perfila como una opción muy cómoda para transportar a 6 pasajeros. Si tienen una estatura media, pongamos 1’70 m, el espacio y desahogo es más que suficiente. Las plazas de la tercera fila tienen la misma anchura que las de la 2ª fila y las rodillas no quedan muy elevadas. El acceso a estas plazas es relativamente sencillo, de lo mejorcito del segmento. Cuando la cortina porta-equipajes está desarmada, hay unas tapas de plástico para disimular los anclajes laterales.
Volvamos a la segunda fila. La climatización no está tan bien resuelta, porque no hay aireadores para estos pasajeros y además el climatizador es monozona, lo cual es un defecto a mi entender. Me gusta mucho más el sistema del Citroën C4 Picasso con sus climatizadores independientes. No faltan las bandejas tipo avión con bordes y un práctico ganchito en las mismas para colgar una bolsa que pese poco, o la regulación longitudinal de las plazas laterales.
No hay túnel central, toda una ventaja para moverse bien por el habitáculo, tanto el Altea XL como el Touran tenían este defecto. No hay cofres bajo el piso pero no parece necesitarlos, bajo las plazas laterales podemos guardar cosas pequeñas. El mando a distancia del equipo de DVD (si lo tiene) puede dejarse en un práctico soporte que se fija cerca del asiento del conductor.
Al igual que el MINI Clubman, tiene más posavasos que plazas. En la parte trasera he contabilizado 6 y en la delantera 4, uno de ellos inutilizado por el cenicero nómada. Las plazas traseras laterales cuentan con reposabrazos en el exterior y pueden utilizar el respaldo abatido de la plaza central para el mismo propósito (por el interior). El conductor también dispone de reposabrazos, pero el copiloto no.
Sobre la parte delantera, no menos importante, descubrimos un confortable puesto de conducción, un poco elevado como cabe esperar. El cambio de marchas está perfectamente ubicado incluso para conducción deportiva, la dirección se regula en altura y profundidad y los reglajes de los asientos son adecuados, aunque el copiloto no tiene ajuste en altura. Los mandos están bien situados con algunas excepciones.
Por ejemplo, los mandos para manipular el sistema GPS, a la izquierda del pomo del cambio, no pueden ser manipulados con comodidad por el copiloto, y el conductor no debería utilizarlo en marcha. Además, los mandos del climatizador pueden ser confundidos sin dificultad con los mandos de la radio-CD, controlable desde el propio volante. Un apunte acerca de éste: el tacto era un poco áspero para mi gusto.
En cuanto a la terminación, hay más plásticos duros de la cuenta, aunque no molestan. Abundan los huecos para dejar objetos, unos con tapa y otros con goma adherente, por ejemplo para los teléfonos móviles, en el “horizonte” del salpicadero. En las versiones Sportive, la “llave” es una tarjeta al estilo Renault, pero no se inserta en ninguna parte. La guantera del copiloto es generosa, pero hay que tener cuidado al abrirla por la altura a la que desciende (ojo rodillas arrás).
¿Qué tal se viaja en el Mazda 5? Pierde un poco de efectividad dinámica respecto a los dos VAG de la anterior prueba (Altea XL y Touran), pero la suspensión es menos rebotona que la del C4 Picasso y ofrece comodidad para todos. El motor diesel cuenta con un aislamiento muy bueno y no es molesto por sonoridad o vibraciones. La aerodinámica tolera pasar de 140 Km/h y no tener que hablar a gritos, es muy próximo al C4 Picasso en este aspecto.
Gracias a las múltiples soluciones prácticas, tintado de lunas (a efectos términos y lumínicos), comodidad de las butacas, desahogo, tarado de suspensión, etc. el Mazda 5 es un monovolumen muy orientado a viajes cómodos con la familia incluyendo las maratonianas kilometradas estivales y en periodos festivos.
Los chavales pueden ir durmiendo tranquilamente, y si se aburren… espera, ¡que no he terminado! El sistema de entretenimiento trasero es caro, no diré que no, pero mantiene distraidos a los pasajeros de la 2ª y 3ª fila. Se utiliza con un mando a distancia, pero además hay otro mando por si quieren “toquetear” en el radio-CD principal (o el copiloto, claro).
Reproduce películas DVD, tiene una entrada de vídeo para consolas (lado izquierdo cerca del maletero), reproduce MP3… ideal para amenizar los viajes y que no vayan dando la lata. Lo que quizás no mola tanto, es que el audio hay que ponerlo a través de los altavoces del coche, aunque para algo tenemos el fader. A todo esto, no hay un espejo para vigilar a la prole colgando del retrovisor, qué lástima.
El maletero no sorprende por capacidad, es relativamente pequeño. En configuración de 5 plazas cubica 426 litros, más tirando a berlina que a monovolumen, y con 7 plazas sólo tiene 112 litros útiles. Para hacernos una idea, el Citroën C1 tiene 139 litros de capacidad.
Independientemente de haber sacado o no la 3ª fila de asientos, tiene un doble fondo donde se alojan los triángulos, bombillas y la galleta de repuesto (preferible al kit de reparación de pinchazos). En este apartado, maletero, se ve superado por sus oponentes, que suelen tener más capacidad.
Mañana más, ¿qué tal irá con ese 2.0 CRTD de 143 CV? Todos sabemos que los japoneses no son amigos del diesel, pero… CONTINUARÁ...
En Motorpasión | Mazda5 CRTD ("parte 2":https://www.motorpasion.com/pruebas/prueba-mazda-5-crtd-parte-2, "parte 3":https://www.motorpasion.com/pruebas/prueba-mazda-5-crtd-parte-3, "parte 4":https://www.motorpasion.com/pruebas/prueba-mazda-5-crtd-parte-4)