A Jens Broedersdorff y Uwe Koenzen no les tienen mucho aprecio en las concentraciones de Porschistas, ya que han cometido un sacrilegio, y es tomar un clásico como el Porsche 912 e instalarle un motor eléctrico. Producido entre 1965 y 1969, por entonces era un deportivo con buenas prestaciones debido a su bajo peso (965 Kg) y buena penetración aerodinámica, aunque su motor sólo daba 90 CV SAE, con un consumo homologado de 7,84 l/100 Km.
En el año 95 compraron un viejo 912 que tenía una avería en el motor por 3.000 marcos, y empezaron a trabajar con él. Le instalaron un motor eléctrico en el vano trasero y en el maletero delantero instalaron las baterías. Carece de motor de gasolina, es totalmente eléctrico. Debido a esta transformación, el viejo 912 acusó un notable aumento de peso. Sólo las baterías añadieron 400 Kg. al conjunto.
El original era capaz de alcanzar 177 Km/h y su autonomía media era de 778 Km. El 912 eléctrico consigue 88 CV, su punta es de 160 Km/h y a una media de 100 Km/h su autonomía es de 90 Km. ¿Cómo se recarga? Muy sencillo, enchufándolo a la corriente casera en el garaje. El tablero de instrumentos marca la velocidad exacta y el estado de carga de las baterías.
Si se permite mi opinión personal, estaría encantado de ir a trabajar con este coche por menos dinero de lo que me cuesta un billete de Renfe Cercanías de ida, o simplemente, de permitirme el placer de conducir un Porsche clásico sin contaminar y encima por un coste de risa.
Los costes reales de este coche son sorprendentes. Según la tarifa eléctrica, los 100 kilómetros cuestan entre 1,75 y 2,5 euros. Al motor eléctrico hay que cambiarle las escobillas cada 100.000 kilómetros y las baterías se cambian cada 800-1.000 ciclos de carga/descarga, con un coste de 1.250-1.750 euros.
A esto hay que sumar el mantenimiento convencional como frenos o amortiguadores. La carga completa de la batería dura 8 horas.
No creo que merezca catalogar esto como Dolorpasión, pues es mejor que este clásico ruede dignamente con un motor que no contamina nada a que acabase en un desguace por su avería de motor, que seguro que ya hizo muchos kilómetros antes. Los fanáticos acérrimos de Porsche, que no conciben otro impulsor que no sea la gasolina, deberían saber que en 1899 Ferdinand Porsche diseñó un coche totalmente eléctrico, el Lohner-Porsche.
Vía | German Car Blog
Fuente | Der Spiegel Online
Más información | Elektroporsche
