La fiscalía de Stuttgart tiene bajo el punto de mira a Porsche y hace unos días registraron las oficinas centrales de la firma en la ciudad alemana como parte de una investigación más amplia referente a las filtraciones de información confidencial por parte de un funcionario de Stuttgart, y por posibles sobornos al expresidente del comité de empresa de Porsche, Uwe Hück.
La última hora es que la investigación se ha centrado en el consejero delegado de la marca, Oliver Blume, y en un político local cuya identidad no se ha desvelado por un posible caso de corrupción y soborno.
Muchas preguntas sin responder
Además de la filtración de información, la fiscalía sospecha de Hück recibió una "compensación excesiva" y "pagos desproporcionados" por parte de Blume, según ha publicado el periódico alemán Stuttgarter Nachrichten.
Al aprobar los pagos, Blume y otros empleados de Porsche (seis investigados en total) pueden haber contribuido a un mal uso de los fondos corporativos. Según detalla Autonews Europe, una infracción grave del fideicomiso fiduciario por un posible uso indebido de los fondos es un delito y puede conllevar una pena de hasta 10 años de cárcel.
Un total de 186 agentes de policía, inspectores y fiscales registraron este martes las oficinas de Porsche, incluidas las de Zuffenhausen y Weissach, el despacho de Blume y la casa de Hück, que no será considerado sospechoso, pero sí testigo.
Hück, que también ostentaba el cargo de vicepresidente del Consejo de Supervisión de Porsche, anunció en febrero de forma repentina su salida de Porsche tras 35 años para dedicarse a "ayudar a los niños y jóvenes desfavorecidos", el relación a su fundación Pforzheim. Las autoridades se pusieron sobre aviso; se habían extendido además los rumores de que había recibido entre 400.000 y 500.000 euros de salario anual.
Porsche no ha hecho comentarios sobre los hechos; simplemente ha declarado que cooperan plenamente con las autoridades.