Si hay un año clave en la historia de las carreteras españolas es 1940. Tras una guerra civil devastadora, el por entonces ministro de Obras Públicas e ingeniero de caminos Alfonso Peña Boeuf elaboró un plan para reconstruir las carreteras y caminos, gestando una nomenclatura que seguimos usando en parte hoy en día: el Plan Peña.
Un sistema basado en el cálculo de distancias desde el punto cero, considerado Madrid, para dar nombre a las carreteras nacionales y convencionales españolas.
En el Plan se abordó una sistematización de la nomenclatura de los caminos, de modo que:
- Para la primera cifra se emplea una numeración decimal encuadrada en un sistema de coordenadas con los puntos cardinales.
- A continuación se divide el territorio peninsular en seis sectores tomando como referencia los seis "caminos" más importantes que parten de Madrid: Madrid-Irún; Madrid-Francia pasando por Barcelona; Madrid-Valencia; Madrid- Cádiz pasando por Sevilla; Madrid-Portugal pasando por Badajoz y Madrid-A Coruña.
- A estos seis caminos se les asigna un número del 1 al 6, quedando determinado de la N-I a la N-VI.
- Para la segunda cifra, del 0 al 5, se trazan radios desde Madrid.
- La tercera cifra indica si el camino va hacia Madrid o es de circunvalación, de forma que un número par indica si la vía es transversal e impar si es radial.
Nuestras CARRETERAS CONVENCIONALES (las que llamamos nacionales) se numeran así:
— Nao Casanova (@NaoCasanova) July 4, 2022
•1ª cifra: 1 a 6 según sectores definidos por las nacionales N-I a N-VI
•2ª cifra: 0 a 5 según corona circular desde Madrid
•3ª cifra: par si es transversal, impar si es radial#LunesdeCarreteras pic.twitter.com/HD9E5YUiMl
Un sistema que fue aprobado en 1939 y que pretendía modernizar y hacer más eficiente la nomenclatura de lo que por entonces se llamaban caminos para pasar a denominarlos "nacionales", "comarcales" y "locales". Una clasificación que perduró hasta 1980.
También incluía ensanchamientos de calzada, mejoras del firme, eliminación de pasos a nivel, obras que debido a las secuelas de la guerra y el aislamiento internacional durante el franquismo no pudieron llevarse a cabo.
Sería a partir de 1950 cuando se aprobaría un nuevo plan para mejorar parte dela red de carreteras.
El presupuesto del Plan se fijó en unos 1.220 millones de pesetas, más otros 2.000 millones en un plan complementario.
Pero el Plan Peña no fue ni mucho menos el primer plan de carreteras, ya que fue en 1860, aunque su vigencia fue de solo cuatro años. Por entonces, el total de carreteras reseñadas alcanzaba los 34.000 km,, de los que ya estaban construidos algo menos de la mitad.