El 71 % de los ciudadanos de Madrid considera que el coche eléctrico es la solución para las grandes ciudades, tanto para frenar la contaminación como para promover el ahorro. Así se desprende de una encuesta realizada por el Foro de Movilidad promovido por Alphabet, compañía de renting, gestión de flotas y movilidad corporativa, perteneciente a BMW.
La encuesta se realizó el pasado verano en A Coruña, Barcelona, Bilbao, Madrid, Sevilla y Valencia, además de las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona, y ha cobrado renovado interés coincidiendo con la situación de preaviso en Madrid decretada ayer debido a los altos niveles de concentración de dióxido de nitrógeno en el aire de la capital.
Otra de las medidas principales para reducir los altos niveles de contaminación sería promover tecnologías menos contaminantes en el transporte público. De hecho, el 98 % de los madrileños encuestados apoyaría esta iniciativa si desde el Ayuntamiento de Madrid se apostara por hacerlo.
Puesto el uso del automóvil en contexto, resulta que según la encuesta del Foro de Movilidad promovido por Alphabet sólo el 2 % de los madrileños utiliza diariamente el vehículo privado. Como sabemos, los datos oficiales dicen que el 60 % del movimiento vehicular que registra la capital corresponde a ciudadanos del extrarradio. Ahora, esta encuesta afirma que los capitalinos se mueven en metro (57%) y en autobús (55%), mayoritariamente, y que cuando se trata de acceder al centro, "sólo el 20 % de los madrileños optan por el uso del coche", como sostienen desde Alphabet.
Los coches eléctricos no solucionan la congestión
Mientras observamos el problema inminente de la contaminación, corremos el riesgo de dejar de ver el problema subyacente: el exceso de necesidad de movilidad.
Si la solución ideal para problemas como el de Madrid pasa por reducir la cantidad de vehículos en circulación, claramente esa "alguna ocasión" manifestada por menos de la mitad de los encuestados supone un indicio de dónde se encuentra uno de los principales retos de la movilidad de la ciudad. Prescindir del coche, a día de hoy, todavía puede parecer complicado a la mayoría.
Sin embargo, en el tercer escenario planteado dentro de la normativa de la ciudad (ver los tres escenarios posibles, y las actuaciones previstas), la restricción de vehículos por el número de matrícula, compartir coche podría ser una ayuda provisional, para salir del paso. Desde luego, mucho mas realista que cambiar de coche e invertir en instalaciones eléctricas, que en efecto acabará siendo una solución a largo plazo para reducir la contaminación... pero cuyo desarrollo en costosas pero necesarias infraestructuras suena a ese cascabel que nadie desea poner al gato.
Y esto, por no decir que los coches eléctricos no resuelven la saturación del tráfico, que es otro grave problema que también está ahí, llamando a la puerta del Ayuntamiento. De hecho, si lo que se hiciera para reducir la contaminación fuera promover el uso de los eléctricos alabando su bondad medioambiental, el problema de la congestión aumentaría de forma previsible. Eso mismo sucedió cuando se nos vendió la bondad del ahorro de los diésel, y ahora lo pagamos en partículas y en óxidos de nitrógeno. ¿No aprendemos de nuestro pasado?
Mientras observamos el problema inminente de la contaminación, corremos el riesgo de dejar de ver el problema subyacente, que no es otro que el exceso de necesidad de movilidad. Quizá convendría preguntarse a qué viene esa necesidad, evaluar qué costes nos supone como sociedad, para el beneficio que nos aporta, y ver si somos capaces de canalizar esa necesidad de movilidad de otra manera: estimulando el teletrabajo o el estudio a distancia, las opciones de comercio on-line que tenemos ya hoy... Más vale eso, que llegar a un punto en el que la única solución que se nos ocurra sea prohibir a lo loco, como pudo ocurrir con los diésel. Y ojo, porque el Escenario 3 ya va de eso.
Ficha técnica de la encuesta
- Universo: ciudadanos residentes en A Coruña, Barcelona, Bilbao, Madrid, Sevilla y Valencia, y las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona, de edad comprendida entre los 18 y los 75 años.
- Muestra validada: 1.622 entrevistas.
- Muestra no validada: 7.221 personas contactadas que no aceptaron colaborar.
- Margen de error global: 2,9 %.
- Fecha del trabajo de campo: junio y julio 2015.
- Técnica de trabajo de campo: entrevista telefónica asistida por ordenador.
- Estructura de la muestra: muestra configurada con criterios geográficos y de edad.
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