Cuando se lleva a cabo una medida como la limitación de velocidad de 70 km/h en unas vías como las de Madrid, pueden suceder varias cosas: que la medida sea acertada, que la medida no sea acertada o que la medida, con independencia de su acierto, sirva o no para hacer caja. El Ayuntamiento de Madrid descarta la última opción por medio de su delegado de Salud, Seguridad y Emergencias, Javier Barbero: «De manera excepcional» no se cursarán estas sanciones.
Así, el Ayuntamiento de Madrid no cobrará las 165 infracciones que registraron en la M-30 los radares móviles durante la limitación excepcional de velocidad a 70 km/h por situación de preaviso en cuanto a la contaminación del aire, relativa a los niveles de dióxido de nitrógeno (NO₂). Estos días el consistorio madrileño ha afrontado la situación poniendo en marcha algunas de las soluciones que dejó establecidas el gobierno local anterior, y que en el futuro podrían arrancar con antelación.
El perdón será algo temporal. En el futuro sí que se sancionarán los excesos de velocidad, tal y como ha resaltado Barbero, aunque vengan motivados por la normativa sobre el exceso de emisiones contaminantes. De hecho, el Ayuntamiento de Madrid se plantea ser más riguroso con los niveles de NO₂ para activar los planes de emergencia (ver las condiciones actuales y los posibles cambios).
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Tanto CEA como el RACE han criticado al Ayuntamiento de Madrid las formas en que pusieron en marcha las actuaciones previstas en la normativa vigente, prácticamente sin tiempo para que los ciudadanos tomaran sus propias medidas, ya no sólo en lo tocante a la limitación de velocidad sino, también, a la prohibición de estacionar que saltó a las 23:45 del pasado jueves para entrar en vigor a las 6:00 del día siguiente, un plazo a todas luces insuficiente para la mayoría de los madrileños.
El Ayuntamiento ha tomado nota de los problemas observados, en el sentido de que el objetivo no es pillar por sorpresa al ciudadano, sino resolver la cuestión de la contaminación. Por eso, la idea es mejorar los canales de comunicación del consistorio con el ciudadano, y avisar con varios días de antelación de las medidas que se podrían tomar en situaciones como la vivida la pasada semana.
En su hoja de ruta no sólo está revisar los niveles de NO₂ que hacen saltar las alarmas, sino también tener unas soluciones más escalonadas que eviten problemas mayores. Por ejemplo, se podrían activar con antelación algunas acciones previstas para los escenarios más graves, como la misma reducción de la velocidad en la M-30 y las autovías de acceso a la ciudad, o la promoción del uso del transporte público, para atajar el problema antes y evitar, por ejemplo, limitar la circulación por el número de las placas de matrícula o cerrar el tráfico en el centro de Madrid.
Foto | FDV | M.Peinado
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