Hubo un tiempo en el que los coches de carreras tenían un peso máximo permitido. Hablamos de los años 40, cuando los bólidos de competición todavía destacaban por la ligereza y sencillez de construcción como principales señas de identidad. Por aquel entonces el Mercedes-Benz W 25 se había desarrollado para continuar con el éxito de sus antecesores los SSKL.
En 1943 Mercedes-Benz tenía sus W 25 listos para triunfar en los circuitos, pero hubo un contratiempo de última hora durante la jornada previa a su debut en carrera con el que nadie contaba. Los coches declararon un peso en báscula un kilogramo por encima de los 750 máximos que permitía el reglamento. ¿Cómo reducir un kilo de peso en un coche que lleva lo básico e imprescindible?
Los mecánicos del equipo raspron durante toda la noche las carrocerías de los W 25 para eliminar la pintura blanca que hasta entonces adornaba sus estilizadas carrocerías. Al día siguiente, los coches ya estaban dentro del límite de peso máximo establecido por el reglamento, y pudieron correr con sus carrocerías luciendo un color gris metálico que, unido a sus victorias en competición, hizo que todo el mundo les llamase las flechas plateadas.
Desde entonces, ese es el nombre con el que popularmente se conoce a los Mercedes-Benz de competición. Incluso hoy en día los coches de Fórmula 1 con los que Lewis Hamilton y Nico Rosberg arrasan en la máxima categoría de la competición automovilística, reciben habitualmente el mote de flechas plateadas. Una curiosa historia que tal vez muchos desconocían.
En Motorpasión | Así suena el Mercedes-Benz W25