Una de las características que dotaba de más personalidad al MINI Clubman era la pequeña puerta suicida situada en el lado derecho del vehículo. Tal vez no fuese la solución más práctica para acceder al interior de las plazas traseras, ya que su tamaño era limitado y solo estaba en un lado del coche.
Pero señores, ¿en este mundo lo que prima es la practicidad por encima de la personalidad? En mi humilde opinión no debería ser así, especialmente en algunos coches como MINI, una marca que renació de la mano del Grupo BMW con un punto de rebeldía e irreverencia que, últimamente, parece estar perdiendo para empezar a ser "una más".
Porque tras el anuncio de que los MINI Roadster y MINI Cabrio dejan de fabricarse, la presentación del nuevo MINI Clumban, con sus cinco puertas tradicionales, le sitúa al mismo nivel de, por ejemplo, un SEAT Ibiza ST. Práctico, amplio y funcional será, pero no tiene nada aparte de un diseño diferente y algunos detalles diferenciadores que le distancie de la competencia.
La personalidad era uno de los rasgos que identificaban a muchos modelos de MINI que recurrían a soluciones poco prácticas, pero muy diferentes a lo que ofrecen el resto de coches del mercado. Hablo no solo de la puerta suicida del Clubman, sino también de por ejemplo los interruptores de apertura de las ventanillas cuyo diseño estaba inspirado en el modelo original.
Estos también han desaparecido en los nuevos MINI, dejando paso a otros situados en posiciones más tradicionales en las puertas, aunque todo hay que decirlo, se mantienen algunos interruptores en la posición central original. Al menos el nuevo MINI Clubman, todavía mantiene las dos "split doors" de la zaga, que se abren por separado como las de una furgoneta. ¿Desaparecerán también de cara a la siguiente generación? Esperemos que no, porque coches con personalidad hay cada día menos en este insulso mercado.