Volkswagen lleva unos años lidiando con un mercado estadounidense que se le resiste. Sus ventas ya no eran muy boyantes cuando estalló el escándalo de las emisiones. Y les va costar levantar cabeza. Una de las soluciones para remontar el vuelo podría pasar por el retorno de Skoda a los Estados Unidos.
Oficialmente, desde Skoda aseguran que solo es una posibilidad y no hay nada decidido. Aún así, para estar listos, ya han registrado los nombres comerciales y logotipos de la marca y de los Superb, Octavia y Yeti.
Bernhard Maier, CEO de Skoda, dio a entender en una entrevista a Handelsblatt que el Kodiaq, el SUV de 7 plazas que la marca presentará en París, sería el modelo ideal para entrar en el mercado estadounidense.
"El año que viene, queremos que la cuestión de Estados Unidos esté decidida para nosotros", explicaba Maier. "Cuando trazas el plan de negocio para los 25 próximos años, no puedes dejar fuera uno de los mercados más importantes del mundo".
Dicho de otro modo, en Skoda quieren entrar en el mercado estadounidense, pero tienen que conseguir el beneplácito del grupo Volkswagen. La baza de Skoda es que el grupo podría tener así una oportunidad de vender automóviles con una marca que a ojos del público estadounidense no está asociada al escándalo de las emisiones de NOx. En contra de Skoda está la dificultad que tiene una marca europea generalista para vender en Estados Unidos.
Por cierto, a principios de los años 50, Skoda vendió en Estados Unidos el Felicia descapotable. Su precio desorbitado, su inadecuación al mercado local (motor anémico de 1.2 litros de cilindrada) y el hecho que procedía de un país comunista se unieron para que fuese un fracaso comercial.