La segunda ola de la pandemia ha vuelto a agitar las negras aguas del mercado del crudo, que ya de por sí ha visto en 2020 uno -si no el peor- de los peores años de su historia. Los nuevos confinamientos en Europa, el repunte de casos en EEUU y las boyantes reservas de crudo han vuelto a hundir la cotización del petróleo.
Los futuros del crudo West Texas Intermediate (WTI), el de referencia en EEUU, han caído con la apertura de mes a los 36 dólares, mientras que el Brent, el de referencia en Europa, se ha situado a niveles de mayo con el barril a 35 dólares.
Con las elecciones estadounidenses en el punto de mira
El crudo Brent, que se desplomó brevemente por debajo de los 20 dólares en abril (mientras el WTI cotizaba en negativo por primera vez) se ha ido recuperando poco a poco y al cierre de la última sesión arañaba los 40 dólares.
Sin embargo, las expectativas de demanda son poco halagüeñas ante el avance imparable del virus, que ya ha impuesto el toque de queda en varios países europeos y la vuelta a una situación muy parecida a la de marzo.
Oil prices slump 4% on jitters over Europe lockdowns, U.S. elections https://t.co/OTILlAY8UP pic.twitter.com/OR4sG9DbjI
— Reuters (@Reuters) November 2, 2020
Francia, Alemania y Bélgica están volviendo a los cierres nacionales, cerrando restaurantes y negocios no esenciales durante varias semanas y restringiendo los viajes. En el Reino Unido, las autoridades están introduciendo un bloqueo en Inglaterra que está programado hasta el 2 de diciembre.
Por su parte, EEUU registró el viernes pasado casi 100.000 nuevos casos en un día; la cifra más alta que haya comunicado cualquier país hasta la fecha. Las aglomeraciones en la recta final de la campaña electoral han supuesto un bufet libre para el virus.
Según recoge CNN Business, esos cuatro países europeos consumen el equivalente a un poco más del 6 % del consumo mundial de crudo, por lo que no es de extrañar que el mercado reaccione de esta forma con los futuros.
A la esperada recesión económica se le une el colapso de las aerolíneas, que se están viendo obligadas a reducir cada vez más su actividad, y el temor a que las navidades se vean truncadas.
Y como ocurrió durante los primeros meses de la pandemia, los inventarios vuelven a ser altos, con un exceso de oferta y la producción en aumento.
Ahora los ojos están puestos en las elecciones estadounidenses, pues si gana el demócrata Joe Biden, podría levantar las sanciones impuestas por Donald Trump a Irán, provocando un aumento de las exportaciones iraníes.
Por otro lado, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus socios deberán decidir si retrasan hasta enero los recortes pactados en la producción de 7,7 millones de barriles por día.
Ante un panorama tan hostil y con un mercado que parece más una montaña rusa que otra cosa, no es de extrañar que tanto las petroleras como la eléctricas se hayan tirado de cabeza hacia la electromovilidad y las energías renovables.
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