El inestable escalón en el que se encuentran los vehículos diésel dentro de la cadena de producción cada vez se vuelve más endeble. Desde finales de 2016 Mercedes-Benz ya hacía patente los problemas a los que se enfrentaba para producir este tipo de motor en Estados Unidos y se planteaba dejar morir a modelos como el Clase C en la primera potencia mundial.
La firma de la estrella aún no cuenta con la autorización de la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense (EPA) para vender modelos diésel en 2017, por lo que no saben si finalmente, con los cambios en la normativa medioambiental, dejarán de venderlos en Estados Unidos.
Negociando con la EPA
La EPA afirmó en septiembre de 2015 que revisaría todos los vehículos diésel ligeros en Estados Unidos tras el escándalo Dieselgate, por el que Volkswagen está pagando económicamente su engaño (su imagen, según desvelan las ventas, sigue intacta). En abril de 2016, el Departamento de Justicia pidió a Daimler-Benz AG investigar los procesos de certificación de emisiones para sus vehículos Mercedes.
Por entonces, la prioridad de Mercedes era asegurar la certificación de la EPA para el V6 diésel en el GLS 350d, una versión diésel del SUV más grande de la firma. La compañía ha estado buscando la certificación para al menos cuatro modelos en Estados Unidos: el GLS, el GLC y el GLE así como el sedán clase C.
En verano de 2016, la firma alemana presentó el nuevo motor diésel de cuatro cilindros del Clase E E 220 d, que daba el pistoletazo de salida a una familia de bloques de aluminio de cuatro cilindros. Por entonces, confiaba en la continuidad de este tipo de motor, pero las cosas cambiaron.
Mercedes-Benz no es el único a expensas de la aprobación de la EPA: Fiat Chrysler también está a la espera de poder vender modelos diésel en Estados Unidos tras ser acusada de usar un software ilegal en 104.000 Jeep Grand Cherokee y Ram 1500. Irónicamente, Volkswagen ha tenido más suerte y ya puede vender 67.000 modelos diésel de 2015 que almacena en aparcamientos de Estados Unidos.
Quizá, tras la amenaza de Trump de liberalizar los niveles de contaminación, Mercedes-Benz pueda tener algo de margen ante la decisión final.
Vía | Automotive News
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