No importaba que la tracción integral no fuese necesaria para ir a buscar a los niños al colegio. Ni tampoco que el tamaño conviertiese a su conductor en un torpe aparcando. Ni que el consumo fuese el de un coche pesado, con motor grande y aerodinámicamente ineficiente. Todo era bonito, y todo el mundo quería un todoterreno.
Tampoco importaba la seguridad de los peatones o de otros coches en caso de impacto lateral. Ni la nuestra propia, con un coche con un centro de gravedad más alto. ¡Eso no me va a pasar a mí! – como la subida del combustible o del Euribor. Pero sí, acabó pasando.
Ahora los todoterrenos llenan las páginas de compraventa, entre Enero y Junio el número de vehículos de este tipo a la venta en el portal AutoScout24 subió un 30%. Ahora es el turno del utilitario gasolina 1.2, menos contaminante, con menos consumo y más fácil de aparcar. ¡En mala hora nos compramos este mastodonte!
La ventaja debería ser que el aumento de la oferta baje los precios. Me he dado una vuelta por algunas páginas de compraventa, no parece haber ningún chollo pero sí precios algo más bajos. ¿Será esta la ocasión de hacerme con un 4x4 para aterrorizar a mis vecinos a mi paso? Por 10.000 euros ya hay donde elegir, pero siguen teniendo un consumo alto, un mantenimiento caro, un precio de seguro elevado, complicaciones para aparcar…
Quien necesite un todoterreno está de enhorabuena. ¿Y quién lo necesita? Pues fácil: pasa un coche más pequeño por donde quieras pasar. Si se queda atrapado, es que lo necesitas. Si no, es que no.
Quien se quiera comprar un todoterreno por ocio, también. Tu coche razonable para el día a día (o el tren, o el metro…) y tu juguete para los fines de semana haciendo pocos kilómetros. Estás en tu derecho, aprovecha la ocasión. Pero no lo pagues a plazos. No vaya a ser.
Por el contrario, quien se haya dado cuenta de que no era buena idea, y que mejor gastarse 15.000 euros extra en uno mismo (o en la hipoteca) que en el coche, pues lo tiene más crudo.