El pasado 20 de noviembre se convirtió en el primer día donde la quema de carbón ya no forma parte de las opciones en la producción de electricidad en Portugal. Esto supone el fin del carbón para el país luso y un paso más hacia la descarbonización.
En un primer lugar, la Central Termoeléctrica de Pego, tenía programado operar hasta el día 30 de este mes, pero el final existencias de carbón llegó antes de lo previsto y se han anticipado así a un plan que tenían fijado para 2030.
En España se ha reactivado la central de As Pontes
Entre 2008 y 2019, el Centro do Pego representó, en promedio, anualmente, el 4 % del total nacional de emisiones de gases de efecto invernadero, lo que en términos absolutos, el promedio anual fue de 4,7 millones de toneladas de dióxido de carbono, según la plataforma portuguesa ZERO.
Con la desconexión de todas las centrales de carbón en Portugal, se espera que el país registre una caída en las emisiones de CO₂ ya que, a día de hoy, la energía portuguesa se produce a través del ciclo combinado entre el gas natural y las energías renovables, lo que se traduce en emisiones de poco más de un tercio por cada unidad de electricidad producida en comparación con el carbón.
Ya que, pese a que el gas natural produce CO₂, debido a la alta proporción de hidrógeno-carbono de sus moléculas, sus emisiones son un 40 % o un 50 % menores de las del carbón.
En cambio, en España se ha reactivado la central de As Pontes después de 55 días desde su cierre el pasado mes de julio. La planta tenía planeada su desmantelación desde el cierre en 2019 pero que ha vuelto a aportar energía a la red en varias ocasiones desde entonces: en enero, cuando el temporal de nieve y frío Filomena disparó el consumo de electricidad en España; la primera semana de julio, y ahora que se ha producido una bajada en las temperaturas.
En la COP26 se firmó un acuerdo para eliminar el carbón
Durante la pasada Cumbre del Clima COP26 se llegó al acuerdo de suprimir el carbón como fuente de energía en lo que fue una declaración conjunta donde se comprometen a poner fin al apoyo público internacional al sector energético de los combustibles fósiles para finales de 2022 y dar prioridad al apoyo a la transición energética limpia.
Aunque no todos los países apoyaron esta decisión. De hecho, Australia, India, China y Estados Unidos se desmarcan y seguirán financiando el carbón.
Suiza, Austria o Bélgica son algunos de los países que ya han eliminado el carbón como fuente de alimentación mientras que otros, como Alemania, aseguran que seguirán apostando por utilizar el carbón.
La quema de este mineral es una de las fuentes más contaminantes y, pese a que en 2020, debido a la pandemia, las emisiones cayeron un 5,4 %, un informe, publicado en la revista Earth System Science Data, prevé un nuevo aumento del 4,9 % para este año, y estima que se llegue hasta los 36.400 millones de toneladas de dióxido de carbono emitidas.
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