El Ayuntamiento de Madrid ha dado comienzo a la construcción del carril bici que discurrirá por el Paseo de la Castellana. El proyecto, que forma parte de la estrategia de movilidad Madrid 360, busca facilitar el desplazamiento de los ciclistas en la principal avenida de la capital.
La ejecución de las obras se realizará en varias fases. La primera de ellas corresponde al tramo más largo, que medirá 2,12 km y conectará las zonas de Plaza de Castilla y la intersección con la calle Raimundo Fernández Villaverde.
Según ha declarado el delegado de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Borja Carabante, la previsión es que este primer tramo esté listo en un plazo de doce meses. El proyecto cuenta con un presupuesto a varios años por un total de 5,5 millones de euros.
Cambios en las vías laterales
Una vez concluya la primera fase en abril de 2023 se irán sucediendo las siguientes: de Raimundo Fernández Villaverde a la Plaza de San Juan de la Cruz (500 m), de San Juan de la Cruz a la Glorieta de Emilio Castelar (800 m), de Emilio Castelar a la Plaza de Colón (1 km), de Colón a la Plaza de Cibeles (800 m) y de Cibeles a Atocha, con un último tramo de 1,3 km que desembocará en la Glorieta de Carlos V.
En la práctica este carril bici (de 6,5 km en total) estará desdoblado en dos vías unidireccionales, una para la circulación ascendente y otra para la descendente. Tendrán una anchura media de dos metros y estarán situadas entre los bulevares y las actuales vías laterales, manteniendo así la capacidad circulatoria de la Castellana.
No obstante, para que la presencia de estos carriles bici no afecte al esto de carriles será necesaria una reordenación de los espacios de aparcamiento disponibles. Así lo ha confirmado el consistorio madrileño, sin concretar si la cantidad de estos últimos se reducirá.
Las excepciones serán la cara oeste de Plaza de Castilla y la zona de los túneles de Azca, donde sí se remodelará la vía principal para proporcionar un corredor a los ciclistas.
Según los cálculos que maneja el Ayuntamiento de Madrid, la iniciativa podría animar a unos 1.400 usuarios a dejar aparcados sus vehículos particulares y apostar por la bici en sus desplazamientos.
Con ello, el número de viajes diarios en bicicleta en este eje se incrementaría desde los 3.000 actuales hasta los 4.000. En cuanto a emisiones, esto supondría un ahorro anual de 187 toneladas de CO₂.
En paralelo, la construcción de los carriles bici estará acompañada por un replanteamiento del tránsito peatonal con nuevos itinerarios, cinco nuevos pasos de cebra y una remodelación de las aceras que permitirá ganar más de 27.000 m² de espacio para los viandantes.
Con estos nuevos 6,5 km, Madrid superará los 200 km de carriles bici acercándose más a los 209 km que posee Barcelona, la líder de España en extensión. Por detrás de ambas en el ránking figuran Sevilla y Valencia, que disponen respectivamente de 180 y 165 km de este tipo de vía.
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