Dentro de unos años, cuando se recuerde el gran premio de Bélgica 2007, se hablará de dos cosas: la primera vuelta en la que Alonso echó fuera de pista a Hamilton, y la buena carrera de Adrian Sutil. Cuando un piloto destaca en un coche malo, se recuerda durante años, de la misma forma que se recuerda Japón 2001 por la labor de Alonso con el Minardi. Seguramente, desde aquel año, no había sucedido que un debutante destacase con un coche malo.
Finalizó en el puesto 14, cinco plazas por encima de su posición en la salida, llegó a rodar aún mas adelante, acosó a Coulthard (en una imagen que debería hacer reflexionar a la gente de Red Bull), y consiguió la décimoquinta vuelta rápida, por delante de pilotos como Button o Wurz.
Se suele subestimar la importancia de debutar con un coche de los del final de la parrilla, pero si eres un buen piloto, normalmente lo aprovechas, y consigues hacer al menos una carrera con la que consigues subirte definitivamente al carro de la Fórmula 1.
