En la T14 (curva Garlaban) ya había recibido algún “toque” del instructor respecto a mi suavidad, tenía que ser más fino, acelerar con más delicadeza y poner más atención a las trazadas. ¡Joder, estaba nervioso! Al final de la T14 hay una frenada bestial y curva a izquierda cerrada, que es literalmente una putada (en el simulador me la comí bastantes veces, al menos no me pasó en el circuito).
El punto T16 (codo del puente) era bastante difícil, había que dosificar el gas con delicadeza para evitar un bestial sobreviraje (tracción trasera powah), no sería el primero al que le pasaría al desconectar las ayudas. El modo 100% sin ayudas (Competitive Driving Mode) está reservado para expertos, y está claro que no lo soy.
Liberé gas con más o menos suavidad y pisé a fondo con la dirección enderezada. Acelerar con la dirección torcida es poco inteligente en este coche si no controlas lo suficiente. ¡Bramido! 3ª velocidad. A cada cambio notaba un embiste del motor en la transmisión, ¿acaso estaba cambiando demasiado despacio? 4ª, el HUD sobre el salpicadero ya cantaba los 200 y pico por hora y frenada fuerte. A partir de aquí, la vuelta fue lanzada, y como la anterior.
De vuelta en el pit, me quedé con unas ganas horribles de repetir, y estaba disponible el instructor “cachondo”, el que te dejaba desconectar las ayudas. En principio sólo me tocaba un paseo, pero no se lo digáis a nadie. Me senté con él, sin hacer la vuelta de instructor, y le pedí desconectar las ayudas. Estaba tan nervioso que se me olvidó regularme el volante correctamente, luego lo lamenté.
La falta de ayuda se notaba una barbaridad (y eso que aún funcionaba el control de tracción), el coche era más inestable, pero eso más por mi culpa, al no tener mucha finesse en mis giros, que provocaban violentas transferencias de masas. Pero la adrenalina me estaba chorreando más que el sudor, y mi pulso se hacía más y más intenso, estaba alcanzando el clímax y yendo más allá.
En las chicanes me solté un poco y dejé al coche irse un poco de culo, intentando una trazada más de “drift” que de “grip”, y entré en la Mistral más rápido. Al finalizar la recta, iba a 230 Km/h, y empezó “la fiesta”. Calculé mal la frenada, inicié el giro a 190-200 Km/h con mucha carga lateral (creo que llegué a 0.9G) y empecé a perder el culo. Contravolanteé de forma instintiva pero ya era imposible recuperar el control. Hice un trompo doble en la escapatoria y cuando todo paró, se me había calado: ¡estaba acojonado!
El instructor me miró con una gran sonrisa para calmarme y empezó a recordarme cosas básicas. Mis nervios me habían traicionado, se me había olvidado toda la teoría y puse el coche más allá de sus límites. Di varias vueltas más, relajadito, poniendo más atención al instructor. Desde ahí, sólo me salí en el final de la recta de meta por subviraje, al frenar mal. Conseguí mejorar mi tiempo al hacer mejor las trazadas y ser menos “animal”, es que con un coche de estos cuesta conducirse a uno mismo.
Tras una clase teórica sobre cómo sentarme, cómo girar, cómo NO frenar… mejoré bastante, el último paseo lo di con otro instructor y este no se quejó de nada, aunque podía mejorar más, pero para ser el primer día que fuerzo tanto un coche de más de 400 CV, creo que no se me dio mal. Al dar tantas vueltas de conductor (12-16), me perdí el “show” del conductor suicida, el de la Hotlap. Daba igual, ya había tenido una dosis de Corvette de escándalo, y estaba traumatizado ya de tanta fuerza G y tanto placer, había sido una experiencia orgásmica absoluta.
El comportamiento del coche: ¡¡alucinante!! La capacidad de aceleración, el ruido de esos 8 cilindros de músculo yanki, ¡¡cómo frenaba a 200 Km/h!!, la aerodinámica no te dejaba sordo, una precisión de volante de las mejores que he probado… Sólo echo de menos un cambio más rápido, pues lo hice lo más rápido que era capaz y aun así perdía potencia: estaba claro, tenía que probar el automático. La velocidad máxima que alcancé fueron 235 Km/h en una vuelta que apuré al máximo la frenada en la Mistral, y esa vez, no hubo trompo. No había espacio para más.
Era de los últimos, ¿quedaría alguna unidad de descapotable para volver a Marsella? Tenía que coger mis cosas a toda leche. Quedaban 3 unidades disponibles, todas de techo duro, y hubo suerte, quedaba un automático. El cambio automático es una novedad, con 6 velocidades y levas. Se trata del Corvette automático más rápido de la Historia y en teoría acelera de 0 a 100 Km/h en sólo 4,4 segundos. Eso había que comprobarlo empíricamente.
Quise ir sólo, como en los viajes anteriores, aunque tuve que esperar a que efectivamente no hubiese un segundo conductor sin coche. Tras una agónica espera, me dejaron irme, solito, con un precioso Corvette negro. Ahora podría disfrutar de otra forma del coche, ya había corrido más que suficiente y en carretera, tonterías las justas.
¡¡Un C6 para mi solo!! He conducido más de 150 coches diferentes, pero me sentía con casi la misma emoción que cuando conduje solo por primera vez. Estaba perdiendo la virginidad de nuevo. Ver ese tablero de instrumentos y ese HUD verde marcando la velocidad, era algo que difícilmente puedo describiros mejor.
Continuará...