Comparativa: Laguna 2.0 dCi 175 contra C5 2.2 HDi 173 (parte 1)

Comparativa: Laguna 2.0 dCi 175 contra C5 2.2 HDi 173 (parte 1)
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En esta ocasión enfrentamos a dos berlinas francesas de altura, equipadas con sus motores diesel más potentes, de 173 CV. Dos maneras de concebir las berlinas parecidas en el fondo, pero no en las maneras. En ambos casos, hablamos de versiones tope de gama: Luxe Privilege en el Laguna y Exclusive en Citroën. Descubrámoslos:

Exterior

Los dos contendientes son actualizaciones de sus primeras versiones, comercializadas desde el principio del milenio. Se encuentran en el apogeo de su vida comercial, pues sus sustitutos no andan lejos, sobre todo el del Laguna, que será presentado a mediados de Junio. El Laguna analizado es familiar (Grand Tour), pero no es especialmente relevante, ya que este análisis está centrado sobre todo en las plantas motrices. Además, la diferencia entre ambos es sutil, como podremos ver más adelante.

Empecemos por el Laguna.

Renault Laguna

El heredero de la primera berlina que obtuvo las 5 estrellas EuroNCAP tuvo un rejuvenecimiento considerable a mediados de 2005, para aguantar hasta el relevo ­­–que está al caer– y mejorar la aerodinámica. A pesar del tiempo transcurrido, el diseño sigue estando al día con retoques de la parrilla frontal, los grupos ópticos, etc. Las barras en el techo –función práctica aparte– estilizan su figura de familiar, aunque tienen el problema de que aumentan el consumo respecto a un modelo que no las monta. Habrá quien piense que la carrocería familiar es más atractiva que la berlina por criterios totalmente estéticos, entre los que me incluyo.

Citroën C5

Su rival, el C5, aguantará en el mercado un poco más; su relevo se presentará seguramente en el Salón de Francfurt este otoño. Adoptó un frontal más acorde al “estilo C4” para modernizar su aspecto, grupos ópticos traseros nuevos, etc. antes que el Laguna, finales de 2004. Exteriormente, este modelo diesel tope de gama no se distingue del 2.0 HDi en el mismo acabado, hasta las llantas son del mismo diseño.

Renault Laguna

Citroën C5

Lo mismo le pasa al Laguna, que con la inscripción “2.0 dCi” en los laterales no se distingue del modelo de 150 CV. Son pues berlinas que no buscan la ostentación por su potencia, y como vamos a ver más adelante, en comportamiento no son elecciones deportivas.

El C5 berlina tiene un fallo que no tiene el Laguna berlina, y es que falta un limpialuneta trasero. A velocidad baja y media, la visibilidad se compromete. Muchas berlinas de alta gama siguen teniendo este defecto.

Interior

Renault decidió romper ciertas reglas en su diseño interior, como por ejemplo la adopción del freno de estacionamiento eléctrico, la tarjeta en vez de llaves y el arranque por botón. Las mejoras son evidentes: ganancia de espacio, mejora de la seguridad pasiva (*) y arranque optimizado (precalienta, después arranca). En la versión comentada, tenemos una rueda giratoria como BMW tiene su iDrive y Audi su MMI. Se ubica donde antaño estaba el freno de mano, y anula un espacio dedicado a posavasos en versiones más sencillas.

Renault Laguna

Al igual que en los alemanes, hay que acostumbrarse a su manejo y saberse los menús de memoria, de lo contrario es un elemento potencialmente distractor y mejor que lo manipule el copiloto.

Nos hallamos ante un interior bien construido, de buena apariencia visual y materiales escogidos correctamente. El confort para conductor y copiloto es notable, está bien resuelto. No es oro todo lo que reluce, por que el interior del Laguna, ya sea berlina o familiar, tiene déficit de espacio en las plazas traseras, sobre todo relativo a espacio para la cabeza. Un adulto de 1’80 está a punto de rozar la cabeza con el imperial del techo (con pelo rapado) y en la plaza central (de respaldo muy duro) una persona de 1’65 tiene el mismo problema. Por lo tanto, el Laguna no es apto para pasajeros altos en estas plazas.

Otro aspecto negativo del Laguna es la ubicación de determinados mandos. El botón selector de regulador/limitador se encuentra tapado tras el volante (al tacto podemos desconectar el ESP, que está al lado), y la rueda giratoria de la consola central tiene botones que obligan a quitar totalmente la vista de la carretera. Eso sí, el control de voz soluciona parcialmente ese problema, pero conviene estar familiarizado con las órdenes posibles par no ir “charlando” con el ordenador y distraernos de nuestra responsabilidad al conducir, aunque la pantalla principal nos deje ver las opciones posibles.

Consolas centrales

¿Qué pasa con el C5? Su concepción es más clásica, basta con ver el volante, más contemporáneo del Xsara o Xantia que del C4 o C2. Llave normal y freno de estacionamiento clásico; menos confortable que el Renault en este aspecto. Para el gobierno de su sistema multimedia (climatizador, audio, teléfono, GPS…) se usan controles frontales, más visibles que los del Laguna, pero se juntan varios botones en el mismo lugar y la solución no termina de convencer. Quizás la próxima generación integre algunos de esos botones en el volante, como ya hace el C4. La zona que bordea la pantalla impide la correcta visión de algunas informaciones, como la hora de llegada usando el navegador (las esquinas inferiores).

Citroën C5

La apariencia también da buena impresión, aunque en algunos ajustes y piezas el Renault parece mejor hecho. Sin embargo, rivaliza fuertemente con el Renault por la habitabilidad de sus plazas traseras, donde hay más espacio para las piernas, y para la cabeza, y la diferencia se nota. Además, el confort se incrementa ligeramente sobre su rival por el sistema de suspensión que tiene, del que hablaré más adelante.

En marcha el C5 da una sensación más alta de confort debido a su suspensión Hidractiva, que elimina la mayoría de imperfecciones del firme hacia el habitáculo. En términos de sonoridad prácticamente es lo mismo, aunque el Laguna me pareció un pelín más silencioso. A cambio de un mayor confort, los pasajeros del C5 pueden tener a veces la sensación de flotar, el coche es así. De lo que no cabe duda es que tanto el Laguna como el C5 son dos modelos estupendos para viajes largos.

En el aspecto de carga, el C5 con su carrocería berlina ofrece un volumen de 471 litros y 563 en la familar (C5 Break). El Laguna ofrece 430 litros en carrocería berlina y 475 en bersión familiar. O lo que es lo mismo, el C5 berlina prácticamente tiene el mismo volumen de carga que su oponente familiar. ¿Por qué? Por ejemplo, por la mayor regularidad en superficie de su maletero.

Renault Laguna

Citroën C5

El C5 ayuda a cargar variando la altura de la suspensión y tiene una boca de carga ancha, mientras que el Renault facilita la tarea con un portón grande y por la luneta trasera, que se abre independientemente. La lona protectora del maletero se mantiene firmemente anclada, cosa que por ejemplo no sucede con el Audi A4 Avant, que en algunos baches salta y puede dar un sustito importante. Además, el refuerzo metálico de la boca evita estropear el plástico cargando objetos pesados y puede llevar una red que sujete el equipaje, aunque no la lleva de serie. El C5 permite comunicación con el habitáculo sin renunciar a una de las plazas laterales, el Laguna no.

En resumen, prácticamente empatan, pero el C5 está ligeramente por encima.

Continua leyendo la parte 2.

(*): La mejora en seguridad pasiva de la supresión de la llave es evidente en una colisión frontal. Los modelos con llave tienen más probabilidades de provocar daños en la rodilla derecha. Citroën mitiga esta posibilidad con un noveno airbag situado cerca de la caña de la dirección.

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