Solo faltaría que los volantes llevasen un pitorro montado para soplar después de tomar unas copas, o unas cervezas. La verdad es que el sistema que Toyota planea implantar en sus coches es más avanzado, con sensores y cámaras, y un núcleo que analice los datos, y el grueso del conjunto de sensores estaría ubicado en el volante. Entre esto y alguna cámara en lugares estratégicos del habitáculo, el sistema realizaría medidas para determinar el grado de alcohol en sangre, siempre aproximadamente según los signos que se puedan interpretar.
Una cámara enfocada a los ojos, sensores que analicen la cantidad de alcohol a través del sudor, y uno que deduzca que los movimientos del volante no van a llevar a nada bueno darían como resultado la reducción automática de la velocidad, o la detención del vehículo.
Temas relacionados con esto, y que yo creo que son sencillamente imprescindibles para evitar que descerebrados inmunes a las estadísticas de accidentes y más cosas destrocen sus vidas y las de los demás, son el AlcoKey y un sistema de Mercedes, en el que se basa la solución de Toyota. Con el AlcoKey, el problema era confiar en la honestidad de los usuarios, algo realmente bastante inútil, así que creo que si el sistema es automático y sin intervención por parte del usuario, será realmente más eficaz. Es la alternativa cuando todo intento de educación y concienciación no funciona, como lo que veníamos hablando ayer en los comentarios acerca de las causas de los accidentes en carretera (por cierto, muy interesantes todas las opiniones). Con esto, ni siquiera el hombre martillo podría ser detenido.
Según la DGT, este dispositivo podría comercializarse en 2009, y habrá que ver si no se retrasa, como todo lo que parece potable. Si sólo fuera una cámara enfocada al iris, no me fiaría demasiado, pero cuando se trata de tres tipos de sensores diferentes, y suponiendo que el sistema contraste los datos recogidos cabalmente y con todos los márgenes y tolerancias lógicos y asumibles en cualquier sistema de información, es probable que sea el instrumento más eficaz para combatir la conducción con mona, pero sobre todo porque implica que el coche deja de funcionar. Así, no puede conducir nadie. Yo le añadiría, una vez detenido el vehículo, canciones para dormir.