A ver cómo lo explicamos, porque esta historia tiene muchos elementos para convertirse en uno de esos relatos adorables que le narraremos a nuestros nietos a la luz de un candil. Tenemos a un hombre llamado Walter Thomas que, a sus 90 o 91 años (dependiendo de la fuente, pero no viene de aquí) ha cumplido el sueño de toda una vida: destrozar la puerta del garaje con el coche.
Vale que dicho así no tiene demasiado misterio, pero cuando lo vemos en vídeo el argumento gana puntos por momentos. La familia que apoya al abuelo; el abuelo capaz de meterle un buen viaje a la puerta por darse el capricho, el casco que lleva o su sonrisa de niño pequeño que se ha salido con la suya sin que nadie le regañe. Todo eso, condensado en 1:37, funciona como sigue:
¿Una razón para hacer esto? Se lo pedía el cuerpo, sin más: "Cada vez que salía del garaje, pensaba en hacerlo atravesando la puerta". También cuenta que le llamaba lo de pegarse un leñazo sin hacerle daño a nadie. Y al final lo hizo. Con un Isuzu Rodeo prestado para la ocasión y destrozando una cochera que igualmente iba a ser demolida, pero esos son simples detalles. Nunca es tarde si la dicha es buena... y si la puerta se deja romper. Vocación de crash test dummy, como aquellos muñecos que en realidad eran humanos.
No intenten hacerlo en sus casas. Eh, ni en la del vecino tampoco, que ya nos conocemos...
Vía | Jalopnik
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