Imagínad esta situación. Ha llovido copiosamente alrededor de tu granero y dentro guardas nada más y nada menos que un Chevrolet Corvette (concretamente un C4), tu pequeña joya. Existe la incertidumbre de que el agua continue subiendo y acabe estropeando el coche, y eso no sería admisible.
Existen dos alternativas. La primera es dejar el coche donde está y rezar de que no pase nada. Tal vez se podría aupar el coche mediante gato encima de ladrillos o similares para que gane un poco de altura y pueda salvarse de la crecida del agua.
La segunda opción es intentar sacar el coche por el método de Misco™. Es algo factible si la profundidad es pequeña y abordamos el charco a toda la velocidad posible, es cuestión de física. Con una velocidad determinada, el coche rebotaría contra el agua, salvando el obstáculo. ¿Lo conseguirá?
Desgraciadamente no. Ese Corvette necesita unas cuantas horitas de taller para repararlo, la broma puede ser sustancial. Este tipo de coches no se ha diseñado para este tipo de casos, lo más inteligente es llamar a la grúa o llorarle al seguro que tengamos contratado (si es que contempla esa posibilidad).
Por cierto, para rebotar en el agua necesitaba mucha velocidad y la carrera de “despegue” era claramente insuficiente. Otra vez será.
Que conste que me da pena por el coche.
Vía | Diariomotor
Vídeo | Youtube
